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13 nov 2020

¿Existe el tiempo? Paradoja de los gemelo o de los relojes. ¿Qué es el tiempo? En este ensayo te lo explicamos con dibujitos y plastilina.

 

 Ensayo

El tiempo no da saltitos inútiles como peces en la red

Autor:

Roberto Carlos Gómez Sánchez 


Capítulo 10. El tercer reloj en la paradoja de los relojes

     La paradoja de los gemelos o relojes, propuesta por el físico Albert Einstein en las primeras luces del siglo pasado, es el arquetipo de la teoría de la relatividad especial. La paradoja es un experimento mental, la cual nos plantea la diferente percepción del tiempo entre dos observadores y ante un solo suceso, uno de ellos estático y el otro en movimiento, y a velocidad de la luz. Sabemos que para Einstein el tiempo transcurre distinto desde cualquier punto del espacio en que se encuentre el observador. Según él, hay dos tiempos distintos para un solo evento, debido a que el tiempo se paraliza o se acorta si viaja a velocidades extremas como la luz. Vale recordar que esta teoría contradice los postulados de Isaac Newton, quien afirma que el tiempo trascurre en simultánea para distintos eventos.

     La paradoja de los relojes imagina a dos gemelos, uno viajero y el otro atornillado en la Tierra, es decir, uno en movimiento y el otro fijo. El viajero dará una vuelta en un determinado tiempo hacia la estrella más cercana montado en una nave a velocidades cercanas a la luz; y su hermano lo verá partir. La hipótesis deduce que a la vuelta de la nave a la Tierra, el gemelo en movimiento habría envejecido menos que su hermano, dado que la teoría señala que el que ha estado sujeto a los cambios de velocidad, en este caso el astronauta, su tiempo ha trascurrido más lentamente. Pero la paradoja aparece cuando el gemelo que se quedó anclado en la Tierra reclama que es él el que ha viajado a la velocidad de la luz y no su hermano astronauta, por lo tanto, quien ha envejecido más es el viajero de la nave y no el terrestre. Con fórmulas y cálculos, entendibles solo para los matemáticos extremos, se demostró que es el gemelo viajero quien ha envejecido menos.

     En resumen, la paradoja nos plantea: dados dos observadores sobre un solo evento, uno estático y el otro en movimiento, el tiempo no trascurre igual para ambos.

     Según las premisas de la teoría de la Relatividad, el tiempo depende del observador. El tiempo medido por un observador en reposo de un evento en movimiento aumenta a medida que la velocidad aumenta, tendiendo a infinito cuando el evento se aproxima a la velocidad de la luz. En la misma dinámica, la longitud de un cuerpo disminuye a medida que su velocidad aumenta, tendiendo a cero cuando el cuerpo se aproxima a la velocidad de la luz.

     Además de la recíproca dualidad espacio-tiempo, donde cada magnitud afecta a la otra, aparece unos de los términos más fantasiosos de la historia de la ciencia, como lo es la dilatación del tiempo. Según la definición textual en uno de los portales más famosos de la web: «La dilatación del tiempo es el fenómeno predicho por la teoría de la relatividad, por el cual un observador observa que el reloj de otro (un reloj físicamente idéntico al suyo) está marcando el tiempo a un ritmo menor que el suyo. Esto se suele interpretar normalmente como que el tiempo se ha ralentizado para el reloj de un observador, y para el otro no; pero eso es cierto solamente en el contexto del sistema de referencia del observador». 

     No entiendo el porqué a nadie le vino la idea de colocar un tercer o cuarto observador o los que se necesiten para objetar uno de los conflictos familiares más viejo de la historia, como es este caso de la paradoja de los gemelos o relojes. Un tercer observador tendría una perspectiva distinta a la de los dos gemelos. Debido a que nadie ha hecho esta labor, entonces procedemos a colocar nuestro tercer observador. Obvio, no cualquier observador, colocaremos a nuestra Águila Especial. Este singular ave con una libreta de notas en sus garras, y un reloj atómico sincronizado con los relojes de ambos hermanos. En la paradoja el ave observará el evento desde un lugar estratégico en el espacio, en un «palco de honor» entre la Tierra y la estrella de destino de la nave. Desde allí, con su potente visión, tendrá su mirada fija en los dos observadores (uno estático y el otro en movimiento), y de este modo saber si es verdad que la velocidad de la luz manipula el proceso biológico o la evolución normal de los individuos. A la larga, la misión del ave es demostrar si una nave viajando a velocidades cercanas a la luz ralentiza el proceso normal del organismo de su piloto, haciéndolo envejecer más lento que su hermano, y por ende, de todos los habitantes del planeta. Pues eso es lo que enseña la paradoja.  Y por supuesto, a la vez demostrar una vez más que todo evento ocurre en simultánea en cualquier esquina del universo.

     Explicado lo anterior, como anunciamos, asignaremos al Águila en una «zona vip» en el espacio, en una segunda estrella (B) ubicada entre la Tierra y la estrella de destino (A). Y colocaremos la paradoja de la siguiente manera: el gemelo de la nave (observador 1); gemelo terrestre (observador 2); ave especial (observador 3). El viaje de la nave ida y vuelta tiene una duración de 50 años.

     Cuando la nave despegue (observador 1), el observador anclado en la Tierra (observador 2) no alcanza a ver ni el polvo, visto que la nave viaja a velocidad de la luz. Mientras que el águila especial (observador 3), ubicado entre la Tierra y la estrella (A) destino, desde su perspectiva la velocidad de la luz es lo más lento que pueda existir en el universo, ya que este singular personaje observará la nave caminar a paso lento, como la de un gusanito o tortuga en medio de la oscuridad del espacio de la Tierra a la estrella (A). Dentro de algunos años (digamos 25) el ave observará la nave llegar a su destino, a la estrella (A) y luego la nave dará la vuelta a la estrella e iniciar el lento regreso a la Tierra. En el viaje de la ida y vuelta de la nave tripulada por el observador (1), en ese lento caminar por el espacio, transcurrían otros eventos sobre la superficie de la Tierra, en todo el sistema solar y en todo el universo. El Águila Especial, además de observar todo el trascurso del evento, a la vez, echaba un vistazo a todo el planeta Tierra: sus movimientos, su trasformación natural, el crecimiento normal y sin sobresaltos de todo individuo, la oxidación natural y sin sobresaltos de algunos metales, las mismas estaciones sin sobresaltos, etc. Del mismo modo observaba en la estrella (A) su pérdida normal combustible en ese fragmento. Del mismo modo evaluaba su propio deterioro: sus garras para saber si se agrietaban y a sus plumas para ver si le salían «canas». Echaba una mirada de vez en cuando al paisaje del universo, a los alienígenas de otros planetas, a otras estrellas, agujeros negros, etc. Y por supuesto, a lo que nos interesa, no perdió de vista el estado biológico del gemelo viajero y del gemelo estático. Miraba su reloj atómico y los comparó con ambos relojes de los gemelos: no halló paralización alguna de las manecillas de los tres relojes. Tampoco notó trasfiguración física de la nave ni del piloto, incluso, el piloto conservó su mismo peinado con el cual hundió el botón de despegue.





Gráfica 7. En la paradoja de los relojes, el Águila Especial desde la cumbre de una estrella no nota alteración del tiempo. La nave no se acorta, los gemelos envejecen a la par, los relojes no se detienen ni se autodestruyen, etc. Todo sucede dentro de las leyes naturales.

     Ahora desde el punto de vista del gemelo terrestre (observador 2). Este observador con su visión limitada, la cual solo le permite ver lo que está frente a sus narices, no sabrá lo que acontece con su gemelo astronauta viajando en el ancho mar del universo, de esta manera es proclive a fantasías cósmicas. Y desde el punto de vista del astronauta (observador 1), al igual, su visión limitada no le permite ver más allá de sus narices, solo verá uno que otro asteroide o cometa rozar su nave, uno que otro planeta vagabundo, etc., de igual manera tiene que utilizar su fantasía para saber cuál es la suerte de su gemelo terrestre. De todos modos, los ojos de ambos hermanos los posee (por decirlo de alguna manera) el Águila Especial, el tercer observador, este constata en su informe que todo trascurrió normalmente, sin alteraciones ni saltitos inútiles del tiempo.    
     Cuando la nave regrese y pise suelo terrestre, el Águila en su informe confirmaría que todo ocurrió bajo la normalidad de las leyes naturales, sin ningún contratiempo y en simultánea con todos los puntos del ancho universo. Esencialmente en lo referente al gemelo de la nave y al gemelo terrestre, ya que en ellos recae el propósito de la paradoja.
     El ave anotó en su cuaderno de notas lo siguiente:
1) Ninguno de los relojes se ralentizó más que el otro.
2) El astronauta no se transfiguró, incluso, conservó su peinado de raya en la izquierda, y su nave no se acortó por la velocidad de la luz. Las manecillas de su reloj siguieron su marcha normal, su reloj no se ralentizo, tampoco se paralizo ni mucho menos se autodestruyo. La complexión biológica del astronauta gemelo no tuvo ningún sobresalto en el tiempo, la cantidad de arrugas que le brotaron a su piel es la correspondiente a la cantidad de 50 años.
3) El gemelo terrestre siguió su vida cotidiana acorde a ese segmento de tiempo, es decir, todo lo que hace una persona terrestre: ir a la universidad, ejercer una profesión, lidiar con complejos sociales, casarse, tener hijos, votar, mostrarle a la sociedad lo gracioso e inteligentes que son sus hijos, educarlos, llevarlos al colegios, y así continuar el ciclo social, etc. Le brotaron la misma cantidad de arrugas que le brotaron a su hermano, las manecillas de su reloj no fueron alteradas, no aceleraron o desaceleraron.
4) Toda la civilización terrestre no se transportó ni una milésima de segundo al pasado o al futuro, los granos de arena de todos los relojes pasaron sin ningún contratiempo por sus respectivos orificios. Siguió el avance de la tecnología, acorde a la evolución y vida social. Las campanas del big Ben, de la Torre del reloj, en Londres, no cedió ni un solo segundo a la eternidad, no dio un campanazo más ni un campanazo menos. Sería absurdo que lo hiciese solo porque a alguien haya viajado en una nave a velocidad de la luz.
5) La pérdida de combustible de la estrella, y de todas las estrellas a su alrededor, estuvo a la par con el agotamiento normal de esos 50 años.
6) El par de arrugas que le brotaron en la piel del águila, y el par de «canas» en su plumaje corresponden a la misma cantidad de todas las águilas especiales del planeta o del universo. Tampoco sus uñas crecieron más de lo normal.
7) Los nueve carruseles del sistema solar siguieron su curso normal alrededor del sol, hicieron la cantidad de giros de traslación que le corresponde a cada uno en esos 50 años terrestres. Ninguno avanzó más que su vecino. Es absurdo hacerlo solo por el hecho de que un gemelo viajase en una nave a velocidad de la luz, si así aconteciese se cruzarían todas las órbitas, y el caos orbital sería total. Y, desde luego, el sol siguió siendo la enana que es. 
     Sobre este asunto, de lo anotado por el Águila en su cuaderno, hemos explicado hasta la saciedad que el movimiento y la velocidad son independiente al proceso biológico y evolutivo de cada ser, y que cualquier cambio físico de cada ser se da en miles de años. También en este escrito nos hemos preguntado ¿Acaso las manecillas del reloj tienen poderes mágicos para cambiar su ritmo marchante?, ¿o el reloj de arena tiene poderes esotéricos para acelerar o ralentizar por si solo cada granito? Pues si esto es así, ¿acaso los ventiladores o todos los instrumentos rotativos inventado por el hombre van a ralentizar o acelerar el movimiento de sus elipses solo por el capricho de un observador en movimiento?, ¿o la correa giratoria del motor de la nave del gemelo astronauta se va a detener porque viaje a velocidad de la luz? Si fuese así la nave se «despeñaría en el abismo espacial».
     También hemos explicado que el reloj es una herramienta de medición de ciclos, independiente a cualquier evento que ocurra aquí y en cualquier punto del universo, y que la única razón para que sus manecillas desaceleren o se aceleren es responsabilidad de su creador, del agotamiento de su vida útil o de algún accidente de esta herramienta. El reloj no tiene impulsos para acelerar o desacelerar o inmolarse a velocidad de la luz, tampoco lo manipula el estado de movimiento de sus observadores; pues solo mide rotaciones y traslaciones terrestres. Si una nave viaja a velocidades de la luz, la Tierra tampoco deja de dar vueltas, igual que las manecillas del reloj. La velocidad de la luz y el estado de movimiento de cualquier observador son totalmente independientes a la función del reloj, funciones que dependen del movimiento terrestre.
     En lo esencial, en el reporte del Águila, las funciones biológicas de los tres observadores, la de ambos hermanos y la de la misma Águila Especial, nos dicen que no fueron alteraras, no cambian si un observador viaja y el otro se queda fijo en un lugar. Tampoco ha de cambiar al ritmo del movimiento, del vaivén de la velocidad. Es decir, las funciones biológicas no cambian si el piloto mueve su palanca de velocidades, y pasa de la velocidad de la luz a velocidad normal, luego vuelve a velocidad de la luz, y luego a velocidad normal, y así sucesivamente. Absurdo pensar que a esos cambios de ritmos en cierta distancia va a envejecer menos al piloto, después lo va envejecer más, después menos, y así sucesivamente. Sería una locura que envejezcamos al ritmo de una palanca de velocidades de una nave.  
     El núcleo de las células de cada individuo, responsable del almacenamiento de la información y luego transmitida de generación en generación, no se da por enterado de que un gemelo hubiese viajado a velocidad de la luz y su hermano se hubiese quedado en la Tierra.
     El  ave, tercer observador, es el que tiene el panorama total en esta paradoja, ya que ese panorama se le es negado a los gemelos. El astronauta no puede ver más allá de la nave, su visión no le alcanza para ver cuál es la suerte de su hermano atornillado en la Tierra, a la vez, este tampoco sabe cuál es la suerte de su hermano astronauta. Esta limitación es la que nos ha dado para especular con fantasías siderales o fantasmas cósmicos, que tanto abundan en el universo. Pero si ambos gemelos tuviesen visiones extraordinarias se vendría abajo cualquier fantasía, pues el gemelo terrestre estaría enterado de todo el recorrido de la nave de su hermano, y viceversa.        
     Al llegar el gemelo astronauta a la Tierra, y luego revisar su nave, tal vez la encontrarán un poco deteriorada, por choques de uno u otro meteorito; pero no oxidada, ya que estuvo exenta de oxígeno, elemento causante de la oxidación.
     En este experimento sideral, los defensores de la relatividad han dado como un hecho la existencia de dos tiempos, también la confusa dependencia entre tiempo y el espacio. En mayor parte se debe a que nunca se les ha dado por colocar un tercer observador con características especiales, quien certifique la instantaneidad de los sucesos, la simultaneidad de todos los eventos que suceden en el universo, en movimiento o estático. Ante esta paradoja, expusimos que todo trascurrió en simultánea en los tres puntos distantes entre sí, tanto para el observador en movimiento, el estático y el águila imaginaria.
     Los relativistas deben entender que la visión de cualquier humano es instantánea, no es una onda-partícula, no es un movimiento como la luz, la cual tiene que recorrer millones de kilómetros hasta llegar a nosotros. Sucede que toda la premisa relativista está basada en la velocidad de la luz, a qué pasaría si viajáramos a su velocidad, forjándola de este modo a instantánea; mas lo único instantáneo en el universo es la visión de todo ser vivo, la cual no es onda ni partícula. La visión de todo ser registra todo acontecimiento, toda acción al instante en nuestra vida cotidiana, pero hasta donde ella nos permite llegar. Entre más avancemos a un lugar veríamos más la simultaneidad del sitio al cual llegamos, pero no podemos notar la simultaneidad de los eventos de los sitios que vamos dejando atrás, o los que están muy lejos a nuestro alcance. Con una visión extraordinaria no tendríamos problemas en observar todo al mismo tiempo, no importando si avancemos a un lugar o no.
     El otro gran error de los relativistas es confundir la luz con la fuente de luz, creando así los aterradores fantasmas cósmicos, como los fantasmas de dinosaurios que regresan con la luces de las estrellas contemporáneas de su época. No tenemos una visión especial para demostrar la instantaneidad de los sucesos lejanos con los sucesos nuestros, la cual despejaría  todas las dudas de la simultaneidad.
      Subrayamos también que la masa no se encoge ni se transforma a velocidades extremas, ni tampoco un ser humano se trasfigura. Entonces  para dejar tranquilos a muchos, supongamos que la nave verdaderamente se acorte o se divida en dos partes, esto debido a un dispositivo de la misma, algo así como los transformers de las series televisivas o por un choque con un asteroide, el cual la partió en dos pedazos. Es decir, la nave se parte en dos por motivos diferentes a la velocidad de la luz. La masa en este caso se acorta, pero de todos modos nuestro tercer observador especial vería ese hecho como un accidente dentro del evento o como una nave robot que se divide en dos, una anécdota que no percibiría la paralización o dilatación del tiempo. El ave con su ojo privilegiado pondría su vista en el reloj del astronauta, en el de su gemelo y en su propio reloj, así vería las manecillas correr con normalidad y a la par. Obvio que la nave al perder masa acelera su velocidad, en este caso más veloz que la luz o a la de los neutrinos, de todos modos para el Águila esa luz seguirá siendo un gusanito que viaja por el espacio, un fenómeno lento.  
     Entonces la paradoja de esta novela de hermanos surge cuando el gemelo terrestre reclama que él fue el que realmente viajó a velocidad de la luz, por tanto, envejeció menos. Pues, siendo así, según la teoría relativista, o por lo menos la entendemos así, todos los habitantes de la Tierra igualmente envejecieron menos. Pues se supone entonces que la Tierra es la nave del gemelo que se quedó estacionado, que ahora hace de supuesto viajero terrestre, puesto que la Tierra es la que viaja por el espacio. Desde cualquier punto de vista es irracional que toda una civilización atrase o adelante su proceso evolutivo por culpa de una nave que viaja a velocidad del la luz. Basado en todo lo que hemos expuesto, en esta paradoja ningún humano, animal o planta ralentizaron sus respectivos procesos de crecimiento. Todos los relojes de cada habitante caminaron con normalidad, salvo aquellos que se deterioraron o se les acabó su vida útil, o los manipuló el hombre.
     Ahora bien, si no ha quedado claro y para no dejar cabos sueltos, continuemos con el final de esta paradoja: el regreso de nuestra Águila a la Tierra. Puesto que tuvo hambre y no hay nada que comer en la cumbre de la estrella. Desde allí, el ave imaginaria, con su potente visión divisó en la Tierra un conejillo de indias escondido en su madriguera. A esta ave también le asignamos velocidades extremas en su regreso a la Tierra. Además debemos añadir que si la ida y vuelta de la nave duró 50 años, el regreso del águila a la Tierra estaría estimado en 25 años.
     Sin más que agregar, el Águila alza sus alas desde la estrella a la Tierra, con la vista fija en el conejillo. Desde el punto de vista del ave, a medida que avanza al planeta, notará que el conejillo cambia su aspecto físico gradualmente en el transcurso de los años; de la misma manera, observará que la Tierra no gira sobre su eje más de prisa o menos; observa la Tierra avanzar en su traslación al mismo ritmo de duración como lo hace siempre. Al echarle un vistazo al big Ben, el reloj de Londres, sabrá que no da un campanazo más o un campanazo menos. Con el rabito del ojo mira su cuerpo y a su plumaje, no nota nada extraño, solo el viento «solar» pegando con fortaleza en su pecho. Su cambio físico va de acuerdo a su evolución, no se trasfigura o acorta su tamaño. Si es de transfigurarse ha de ser por el viento solar pegando en su rostro, igual que nos sucede cuando nos pega una fuerte brisa o cuando los perros asoman la cabeza por la ventana de un carro en movimiento; pero en el espacio vacío no hay cabida para transfiguración alguna. En esos 25 años que dura el recorrido del ave al llegar a la Tierra hubo la misma cantidad normal de giros de la Tierra alrededor del sol, es decir, 25 giros. El conejillo de indias sigue los acontecimientos cotidianos que normalmente realiza en esos 25 ciclos de traslación: comer hierbas y zanahorias, escabullirse de los lobos, dormir, reproducirse por montones, etc. Y por supuesto, envejeció al igual que el Águila, lo que realmente iba envejecer en esos 25 años, ya que al sistema de información de sus células le tiene sin cuidado que un Águila venga desde una estrella a velocidad de la luz a merendárselo, esa labor le corresponde a las neuronas de su sistema nervioso Y como el promedio de vida de estos roedores es de 25 años, (quizás mucho menos, pero teníamos que ajustarlo al ejemplo), el caso es que este conejillo está longevo, haciendo más fácil la labor al águila.
     Al aterrizar el Águila después de 25 años volando por el espacio, y luego saciar su apetito, en su informe registró que todo ese evento del conejillo transcurrió sobre una roca giratoria en esa cantidad de ciclos, y sin modificaciones del espacio tiempo. 
     Es ilógico que existan dos tiempos para un solo evento. También es descabellado que el tiempo se paralice, que la masa se acorte a velocidades de la luz y luego se unifique con el espacio. Todo evento o teoría no siempre tiene que ser metido en una burbuja para demostrar que es verdadero. Dicho esto, aclaramos, sin fórmulas, que no le pueden salir canas a la primavera solo porque alguien viaje a velocidad de la luz.

     Sobre las premisas de Isaac Newton, las cuales indican que todos los eventos acontecen en simultánea en cualquier punto del universo, yo le aderezaría lo siguiente: también acontecen en simultánea con la última estrella del último universo.  

10 nov 2020

¿ Existe el tiempo? Relación entre la velocidad de la luz y el tiempo. ¿Qué es el tiempo? ¿Se puede viajar en el tiempo? ¿Qué pasa si la tierra gira al revés? En este ensayo te lo explicamos con dibujitos y plastilina.

                          Ensayo

El tiempo no da saltitos inútiles como peces en la red

Autor:

Roberto Carlos Gómez Sánchez 

Capítulo 8. La velocidad de la luz no le saca canas a la primavera

     Explicamos, en capítulos anteriores, que le agregamos o quitamos números al reloj si la Tierra acelera o desacelera sus ciclos de movimientos. De los instrumentos de medición el reloj es el único manipulable, a veces rompe sus ligaduras cíclicas, pero esto no quiere decir que el tiempo sea manipulable.
     Esta manipulación solo acontece en la pareja reloj-tiempo, ya que es imposible en las demás magnitudes físicas, como por ejemplo, en la pareja cinta métrica- longitud, pues no podemos quitarle o agregarle centímetros a la cinta métrica solo porque a una pared se le quitaron o le agregaron más ladrillos.
     Pero también existe otro tipo de manipulación entre el reloj-tiempo sin necesidad de añadirle o quitarle números al reloj, simplemente adelantando o retrocediendo los minutos y las horas, mientras la vida continúa su andar normalmente.
     Solo basta analizar un evento cotidiano, como cuando un viajero se desplaza hacia otro país en avión, pero digamos a una velocidad mayor que la normal de estos aparatos. Suponiendo que sale de Colombia con destino a China a las 7:00 p.m., y solo se demora cinco minutos de vuelo, es decir, llega a las 7:05 a.m, horario de China; mientras en Colombia son las 7:05 p.m. En este ejemplo, el avión sobrepasó doce meridianos en cinco minutos. Al llegar a su destino el viajero, si lo desea, ajusta su reloj a la hora del país visitante, es decir, 7: 05 a.m. del día siguiente. En este caso el viajero solo adelanta los minutos u horas de su reloj para sincronizarlo a un nuevo horario; no ajusta su proceso evolutivo, tampoco su pasado, ni su futuro ni su vida e historia. No se adelantó por algunas horas al futuro, solo se le adelantó a un pedazo de ciclo de rotación de la Tierra, puesto que el avión se desplazó más rápido que la rotación terrestre. Si el avión hubiese volado a una velocidad menor a la rotación del planeta, el viajero no tendría necesidad de concordar su reloj al horario del país visitante. Al volar más rápido que el giro de rotación se hace necesario ajustar el reloj, no ajustamos el tiempo, solo adelantamos el reloj a un nuevo horario impuesto por el ciclo diario de la rotación y la ubicación de cada país. En cada punto de la Tierra todo sucede en simultánea, tanto para el viajero y toda la tripulación, y para la familia del viajero que se quedó en Colombia.
     Vivimos sobre una roca giratoria con líneas invisibles que determinan la hora en cada punto terrestre. El sol nace y se oculta en horarios diferentes en cada zona, o en cada una de estas líneas. Se festeja el año nuevo en horas diferentes, incluso, en días diferentes en algunos países. El aleteo de un colibrí ocurre en el mismo instante de cualquier suceso ubicado en cualquiera de estas zonas, y en cualquier planeta del sistema solar y del universo.
     Dramaticemos un poco este ejemplo de manipulación del reloj, veamos qué pasa si dicho avión viajase alrededor del sol a una velocidad mayor que la traslación del planeta. En este ejemplo, el avión contabiliza más ciclos o años que el planeta Tierra, este hecho no quiere indicar que su tripulación envejeció más rápido que el resto de los habitantes de la Tierra. Los tripulantes del avión no han viajado al futuro, ni el reloj caminó más de prisa para ellos, tampoco el tiempo se aceleró; y por supuesto, los habitantes del planeta no se quedaron estacionados en el pasado, estos subsistieron normalmente y a la par con la tripulación. Tampoco los tripulantes envejecieron menos que los habitantes de la Tierra o viceversa, como lo sugiere la paradoja de los gemelos o relojes. En este ejemplo, simplemente el avión ha viajado más rápido que el ciclo de traslación de la Tierra. Cuando regresen a la Tierra hallarán todo normal, su tiempo no transcurrió más de prisa que cualquier ser humano que se quedó en la Tierra mientras ellos viajaban en la nave.  
     Ahora veamos qué pasa si el avión realizase un tour de una semana alrededor del sol, a una velocidad aproximada a la de la luz. Pero en este ejemplo tenemos que hacer algunos «cálculos alegres». La luz del sol tarda en llegar a la Tierra ocho minutos, pero como la Tierra no gira alrededor en forma circular sino elípticamente le agregaremos cuatro minutos más, podrían ser tres o cinco o los que quieran, el resultado en este ejemplo no es importante. Esto es: nuestra nave por cada giro alrededor del sol tarda 12 minutos; en cada hora la nave realiza 5 giros de traslación a velocidad de la luz (60/12), en un día 120 giros (5x24), y en una semana 840 giros (7x120). Supuestamente en este ejemplo los tripulantes cumplieron 840 cumpleaños o festejaron esa misma cantidad de años nuevos, visto que la nave hizo de planeta Tierra dando vueltas alrededor del sol. En este caso ningún tripulante de la nave envejeció esa cantidad de años, su deterioro fue a la par con los que se quedaron estacionados aquí en la Tierra mientras la nave hacía el vertiginoso recorrido. Por muchos años o vueltas que haya realizado la nave, en este caso 840 años para sus tripulantes, para los no viajeros y los que se quedaron en la Tierra lo que trascurrió fue una semana. En realidad lo que hay es un desajuste de ciclos en el reloj, ya que el tiempo fue el mismo para todos. Tanto los tripulantes como los habitantes de la Tierra envejecieron lo que realmente se envejece en una semana. Ningún tripulante se transfiguró por la velocidad de la luz, ni los relojes de la tripulación se paralizaron, tampoco se inmolaron al viajar a velocidad de la luz.
     Mientras la nave realizaba el tour a velocidad cercana a la luz, nuestro planeta apenas avanzó unos kilómetros alrededor del sol, el recorrido equivalente a una semana, le falta mucho para completar su giro de 365 días o para el año, para ser exacto le restan 358 días. Lo que existe es un desbarajuste de vueltas, de distancia y velocidad, pero no de tiempo o evolución. Todo transcurrió igual, en la Tierra, en la nave y en cualquier esquina del universo. Simplemente la nave superó los ciclos de la Tierra. En este ejemplo no importaría que la nave hubiese girado alrededor del sol, o a cualquier dirección, o que viajase en línea recta a la estrella más lejana y luego regresase en esa semana.
     Si una nave extraterrestre viajase a velocidad de la luz por todo el universo, de una estrella a la otra, ese suceso no puede tener ninguna incidencia para los que habitamos en la Tierra. ¿Por qué ha de tenerlo? Prácticamente eso fue lo mismo que ocurrió con los tripulantes que hicieron el tour alrededor del sol, no inciden en el rejuvenecimiento o deterioro de ningún ser sobre la Tierra, de igual manera en cualquier punto del universo.
     Y si por el contrario, qué tal si el avión realizase cinco vuelos alrededor de la Tierra a una velocidad inferior a su traslación, digamos la mitad. Esto es: un ciclo para la tripulación dura 730 días (365 x 2), y para los no viajeros los mismos 365 días (para este ejemplo). En este caso los de la tripulación solemnizaron cinco cumpleaños o años nuevos, mientras los que se quedaron en la Tierra lo solemnizaron en diez años. Por ningún motivo la lentitud de la nave ha ejercido influencia alguna sobre sus tripulantes, estos no envejecieron cinco años menos que los de la Tierra, y mucho menos se han quedado en el pasado. Los de la tripulación y los no viajeros, al igual que los demás seres vivos e inertes, se deterioraron lo que se deterioran en diez años, ni un minuto más ni un minuto menos, solo que los tripulantes estuvieron fuera de la Tierra recorriendo cinco vueltas al sol durante ese periodo.
     Si la Tierra girase alrededor del sol a velocidades cercanas a la luz, cumpliríamos años y festejaríamos años nuevos cada ocho minutos, y en nada afectaría nuestro progreso evolutivo y biológico, aunque en este caso cumpliésemos miles de años en nuestras vidas, nuestro promedio de vida es paralelo al que tenemos actualmente.
     También existe una gran contrariedad entre los viajes aéreos si los medimos con los viajes terrestres, porque al utilizar estos dos medios de trasportes, y a la misma velocidad, no se recorre la misma distancia entre dos puntos específicos. Cuando un avión y un tren parten desde el mismo punto inicial para llegar a un mismo punto final: la distancia recorrida no es la misma, puesto que existe un desplazamiento de la Tierra en contra o a favor del avión. Esto porque la Tierra gira a favor o en contra de cualquier aeroplano, o de cualquier medio que no utilice el suelo terrestre para desplazarse de un lugar a otro, incluso también aplica para las aves, mariposas y cualquier bicho volador.
     En los desplazamientos vía aérea de un lugar a otro, no en tierra (suelo), tenemos que tener presente si la rotación de la Tierra gira a nuestro favor o en contra, es decir, si el avión va en el mismo sentido al recorrido de la rotación o en sentido contrario.   
     La Tierra gira sobre su propio eje a una velocidad constante de 1.700 Km/h, mientras que la velocidad de los aviones varía entre 500 a 1000 Km/h, si bien no es constante, de todos modos es muy inferior a la de la Tierra. Esto quiere decir, si viajamos en avión a algún punto del planeta, con el eje terrestre rotando en contra de la trayectoria del avión: el suelo de la Tierra se acerca a una velocidad de 1.700 Km/h hacia el avión. Aunque coincidan en el mismo punto de destino, la velocidad de rotación acorta la distancia a la trayectoria trazada por el avión. Este hecho solo se presenta en los vuelos aéreos, no en recorridos terrestres, porque el avión no pisa la superficie de la Tierra. Mientras que en un automóvil o tren, estos medios de transporte están tocando el suelo terrestre todo el recorrido. De este modo, por mucho que la rotación gire en su contra, nunca el punto de destino se acercará al automóvil, este siempre se mantendrá la misma distancia entre el punto de origen y el punto de destino. En los recorridos terrestres, no importa que la Tierra gire a favor o en contra, o que la velocidad del automóvil sea constante como el de la Tierra, o tenga una velocidad aproximada a la luz, o que la Tierra acelere a velocidad extrema, o que la Tierra no mantenga su velocidad constante, etc. El recorrido siempre será el mismo, no se acortan las distancias, dado que el automóvil nunca despega sus llantas del suelo terrestre. Siendo así: en los viajes aéreos la distancia entre ambos punto depende de la rotación terrestre, es alterable; mientras que en los viajes terrestres la distancia es inmodificable, es real. 
     Ejemplaricemos este asunto. Un avión se desplaza de un punto A (partida) a un punto B (destino), con la Tierra girando en contra de la trayectoria del avión. Estos puntos A y B están ubicados en el aire y en paralelo con los puntos   y , ubicados en la superficie de la Tierra, pues es el lugar donde realmente habitan las personas, no en el aire. En este caso no sé cómo se las ingeniaría el piloto para iniciar su despegue desde el aire. (Para comprender este ejemplo es importante ver la gráfica 1 y 2).


Gráfica 1
Gráfica 2











Gráfica 1 y 2. Observamos el avión despegar en paralelo a los puntos iniciales A´ y A.  Al rotar la Tierra en contra de la nave, hace que el verdadero punto de destino B´ se acerque al punto A, de esta manera se acorta la distancia del recorrido en los viajes aéreos.  

     El ejemplo dice que la Tierra gira en contra de la trayectoria del avión, su velocidad constante es mayor que a la del avión. Aquí el lugar inicial A y el lugar de destino B permanecen fijos, inmodificables, es la distancia trazada por el avión. Pero los otros puntos el inicial  y el de destino  no son fijos, se desplazan a medida que la rotación sigue su curso. Aclaremos que  no se desplaza hacia , obvio, nunca lo alcanzará porque ambos puntos están atornillados en el suelo, pero  sí se desplaza hacia el avión y hacia A. La rotación en contra hace que  se acerque hacia el avión a medida que este aparato se desplace de A hacia B
     Es como si un pájaro despega sus alas desde un árbol y se dirige hacia una casa, y desde allí nosotros caminamos hacia él. Nosotros podemos toparnos con el pájaro en cualquier punto y llegar al árbol, porque ese punto inicial (árbol) siempre permanece atornillado en su sitio, y la casa (destino) nunca tocará al árbol, no importando que la rotación terrestre váyase en contra de la trayectoria del ave.
     No obstante, desde nuestra perspectiva que nos impone la cotidianidad, este hecho pasa desapercibido, esto porque nos concentramos en el movimiento del avión y no al movimiento del planeta. Este inconveniente no se presentaría si la Tierra no tuviese movimientos espaciales, en este caso, aunque el avión se mantenga en el aire, la distancia proyectada entre ambos puntos A y B va hacer la misma a la distancia proyectada en el suelo A´ . Es como si el avión fuese un medio terrestre, o estuviese rozando el suelo del planeta.
     Por lo contrario, si el avión regresa su vuelo, es decir, retorna a casa desde B o B´ al punto inicial A o A´, a la misma velocidad, desde luego, en esta ocasión regresa con la rotación a favor del avión. En este caso  A´ no se aleja de B´, están fijos en la superficie terrestre; pero A´ se «aleja» del punto B, porque la rotación terrestre va dejando atrás la velocidad del avión. Se alarga un poco la distancia debido a las mismas razones aplicadas en el anterior ejemplo. Ante esto, en los viajes aéreos existe un desbarajuste entre tiempo y distancia.
     El recorrido real del avión no es igual para ambos ejemplos, ni para la rotación girando a favor del avión ni para esta girando a favor del avión; a menos que el avión vuele a velocidad de 1.700 Km/h.
     Todo cambia al hacer un viaje por vía terrestre, en un automóvil o tren, desde el mismo punto inicia  al punto de destino , a la misma velocidad del avión del ejemplo anterior. Aquí no hay puntos aéreos inicial A ni punto de destino B, solo existen dos puntos terrestres, no espaciales como la del avión. En este caso particular, al estar el automóvil «adherido» al suelo o rozando la superficie de la Tierra impide que el punto final  se «desplace» algunos kilómetros a su encuentro con el punto inicial. Estando el vehículo «adherido» a la superficie necesariamente tiene que hacer todo el verdadero recorrido del punto inicial  al destino . En este ejemplo no se acorta la distancia, por lo tanto, en los viajes vía terrestre no existe un desbarajuste de tiempo y distancia, no se gana minutos ni horas. No importando que la Tierra gire a favor o en contra del automóvil o tren, o a mayor velocidad, o a menor velocidad, o que este estática.  Sí sucede al viajar en un trasporte que no esté adherido a la superficie como en un aeroplano, incluso un barco. (Ver gráfica 3 y 4).
   

Gráfica 3
Gráfica 4











Gráfica 3 y 4. Observamos el despegue del automóvil desde el punto inicial  A´ al destino B´. Sin importar que la rotación gire en contra del vehículo no se acorta la distancia, puesto que las ruedas del vehículo están adheridas al suelo terrestre.


     En el recorrido aéreo, donde las ruedas del avión no están «adheridas» a la superficie terrestre: la distancia varía, no importando que el desplazamiento del avión sea de este a oeste y viceversa, o de norte a sur y viceversa; puesto que el punto de encuentro o de destino se «mueve» hacia otra posición. Mientras que en los recorridos terrestres el vehículo no se despega del suelo terrestre, no importando que el desplazamiento del automóvil o tren sea de este a oeste y viceversa, o de norte a sur y viceversa. En este caso la distancia es real e invariable, no se acorta ni se alarga la distancia. Esta contrariedad no se presentaría si viviésemos en un mundo sin movimientos, con estas condiciones las distancias aéreas serán las mismas que las distancias terrestres, pues aquí no hay desplazamiento de la rotación terrestre.
     En los medios acuáticos tampoco hay contacto con el suelo terrestre, aunque el agua sea más densa que el aire y hace su recorrido más lento, de todos modos, es aplicable las mismas leyes a los recorridos aéreos. 
     Ahora un ejemplo extremo y cortico, ya que estos ejemplos son los que realmente nos despeja cualquier duda científica. Veamos qué pasa si la rotación terrestre pasa de 1.700 Km/h a 300.000 Km/ h, velocidad de la luz. Para no extendernos y complicarnos más, simplemente: al dar un salto desde cualquier punto del planeta caeremos en otro meridiano, en otro país, en otro océano, etc. No necesitaremos ningún medio de transporte para viajar de un lugar a otro.
 


Gráfica 5
Gráfica 6









Gráfica 5 y 6. Si la Tierra girase sobre su propio eje a velocidad de la luz, solo basta que demos un salto para sobrevolar uno que otro meridiano, siendo así podríamos viajar a otro país sin pagar tiquetes de transporte.


      No está demás decir, que si vamos en un autobús a 80 km/h, y lanzamos una moneda o una pelota al aire caerá en nuestras manos, pues es lanzada a una distancia corta, a más que las velocidades son casi parejas; pero si lanzamos un proyectil, afortunadamente no caerá en nuestras manos. 
     Desde el salto de un atleta hasta el lanzamiento de un proyectil, el vuelo de una mariposa o cualquier movimiento de cualquier objeto sobre la superficie terrestre (sin rozar el suelo) la distancia recorrida no va a ser la correcta. Pues la Tierra se mueve a favor y en contra del objeto o persona. Si lanzamos una pelota a un determinado punto, en sentido contrario a la rotación terrestre, hubo un movimiento terrestre desde donde cayó la pelota hacia donde se hizo el lanzamiento, por muy pequeño que este sea, se acorta la distancia, en este caso la distancia recorrida no es real. Lo mismo sucede al disparar proyectiles o cualquier artefacto de gran velocidad que se lance en sentido contrario a la rotación terrestre. En este caso siempre se acortará la distancia por muy mínima que sea, estamos hablando hasta de micras. Contrario si lanzamos la pelota o un proyectil desde el mismo punto inicial, pero en la misma dirección de la rotación planetaria, en este ejemplo se alarga la distancia por muy pequeña que sea.
     Esta es una clara confusión de tiempo y espacio en distancias relativamente pequeña. Esto acontece porque a veces se nos olvida que vivimos en una gran roca redonda y giratoria, y ese olvido nos da la apariencia de un mundo plano, lugar donde no ocurre esta confusión. Nos focalizamos en el vuelo del avión y no en el movimiento terrestre.   
     Si esto nos confunde en la cotidianidad, en sucesos que están a nuestro alcance, los cuales podemos observar a simple vista, cómo serían esos eventos fuera de nuestro planeta. Pues imaginémoslo, conjeturemos lo que sucedería a distancias inconmensurables, a distancias en que nunca podremos llegar, dentro de un espacio lleno de fantasmas y espejismos cósmicos. Según la Teoría del big bang el universo se expande, sigue una dirección de expansión aún no definida, nos lo dice el corrimiento al rojo. Para entender esto recordemos el fenómeno de inflación con el clásico ejemplo del globo desinflado marcado con puntitos, el globo es el espacio y los puntitos son los cuerpos celestes. Al inflarse el globo, dichos puntos toman distancias entre sí, entre más se infle el globo más distancia entre ellos. Es decir, el espacio se expande y al estar la materia adherida en el espacio, los cuerpos celestes toman distancias entre sí. Por todo esto, para saber la distancia y el recorrido que realiza una luz hacia nuestro planeta, desde cualquier punto del universo, se tiene que tener en cuenta el corrimiento al rojo o azul, esto para saber si el espacio se corre hacia nuestro favor o en contra. Conjuntamente, existen otros movimientos igual de masivos que afectan las distancias y el tiempo, como las estrellas girando alrededor de su galaxia. Con todo esto, queremos explicar que sí la rotación acorta la distancia en los vuelos aéreos, de igual manera al viajar una nave por el espacio se está enfrentando a la misma situación, pues cualquier punto o destino en el universo se mueve a favor o en contra de la nave. De ahí que la expansión del universo acorta o alarga la distancia entre cualquier punto del universo, el punto inicial y el de destino. Con este razonamiento podemos concluir que también existe un desbarajuste monumental entre tiempo y distancia en los vuelos espaciales.  

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9 nov 2020

¿ Existe el tiempo? ¿Qué pasa si no existiese la luna? ¿Qué es el tiempo? En este ensayo te lo explicamos con dibujitos y plastilina.

 

Ensayo

El tiempo no da saltitos inútiles como peces en la red

Autor:

Roberto Carlos Gómez Sánchez 

Capítulo 6. La rotación terrestre desacelera mas no el tiempo 

     Hasta el momento hemos abordado tibiamente la desaceleración terrestre ante el alejamiento de la luna causada por las mareas, este hecho da para más detalles, y por lo tanto, para más confusiones del tiempo. Siendo así, es importante retomar el tema.

     Expresamos que es un hecho que en un futuro la rotación de la Tierra será más lenta, esto por el asunto del roce de las mareas de la Luna y la Tierra, este fenómeno hace que la luna se aleje de la órbita terrestre unos cuatro centímetros al año. En consecuencia la Tierra se desestabilizaría y tardaría mucho más en completar una órbita sobre sí misma. Entre más se alejase la luna, la Tierra se desestabilizará en su eje, tanto así, que tal vez quedaría «patas arriba» y girando al revés, igual que Venus, de quien se rumora que perdió una luna, pero ese es otro tema para otro ensayo. En todo caso, en lo que nos interesa: los días llegaran a ser largos. Tal vez será la duración del día, 30 horas, incluso, la rotación podría tardar días, como sucede con Mercurio o Venus, planetas sin lunas. 

     Si en el futuro la Tierra por efecto de la mareas desacelera su rotación, digamos a 50 horas, los habitantes de esa futura época necesariamente tendrían que ajustar el reloj a un ciclo de 50 horas. Esto quiere decir que el nuevo reloj de esa generación futura tendría 50 palitos: 25 el día solar y 25 la noche. Los futuros habitantes, desde luego, mucho más inteligentes que la nuestra, no entrarán en un mundo surrealista ni saldrían como locos a ajustar su promedio de vida, su ritmo de vida, sus recuerdos y toda una evolución a la marcha de un nuevo reloj de 50 horas al día; sino por el contrario, es el reloj el que se tendría que ajustar a las nuevas condiciones que impone el nuevo movimiento terrestres. A lo mejor los girasoles ya no moverán sus «cabezas» fijamente al sol en 12 horas, sino lo harán durante 25 horas. Es decir: el binomio reloj-tiempo no puede manipular la trasformación de la materia, ni intervenir en los cambios biológicos ni en los acontecimientos de la vida para luego ajustarlos a 50 horas.

     La futura civilización, por supuesto, tendrán que ajustar algunos aspectos de su cotidianidad, pues tendrán el sol desfilar durante 25 horas y las estrellas por la misma cantidad. No sabemos cómo reaccionarán sus respectivos mecanismos de defensa para soportar 25 horas de sol y 25 horas de noche fría. Colocando algo de humor a este tema, la conservación natural los proveerá, esa generación serán, algo así, como las cebras pintadas de blanco y negro: el negro para soportar los rayos del sol, y blanco por la ausencia de este. De este modo desaparecería el racismo.

     Al durar un ciclo terrestre 50 horas, no quiere decir que las nuevas generaciones van a envejecer más lento que a la de esta, de nuestro ciclo actual de 24 horas. La Tierra se hizo lenta, mas no la evolución, la futura generación seguirá teniendo el mismo promedio de vida que la nuestra. Su estilo de vida no sufrirá cambios relevantes, ellos no van a dormir 25 horas diarias, solo porque el día dura 50 horas. Seguirán durmiendo las 8 horas normales de nuestra generación, pero ante las nuevas condiciones, pues en una parte del ciclo descansarán bajo la noche y otra parte bajo un sol inclemente.

     Las actividades y horas de descansos no son producto del azar, tampoco producto de la duración del día solar y la duración de la noche, toda actividad que realizamos la impuso nuestra supervivencia. Ciertamente que lo es, la supremacía del hombre se impuso sobre los demás seres, y entre más fuerte sea una especie puede dormir más tiempo y más tranquilo. Por ejemplo, el león y el tigre duermen casi 15 horas al día, pues quién se atreve a molestarlos o quién se atreve a molestar a un oso en hibernación; mientras que los animales de la parte baja de la cadena alimenticia, duermen menos, dados que permanecen siempre en alerta para que no sean devorados. A la vez, por el frío y la oscuridad nosotros los humanos escogimos la noche para dormir, visto que todo trabajo o labor se puede observar con mayor claridad en el día solar.  

     Expliquemos la posible distribución de las horas y del ritmo de vida para la futura generación, es decir, cómo sería su vida diaria con la imposición de un nuevo ciclo de rotación de 50 horas. En este ejemplo, ante 50 horas de rotación terrestre, en el día solar de 25 horas una parte estaríamos  durmiendo, y la otra, despiertos; y la duración de la noche de 25 horas, también una parte estaría realizando cualquier actividad y la otra durmiendo.  

    Aquí partimos de la misma base del ritmo de vida nuestro: día de 24 horas. Pues ese ritmo no cambia, regularmente es de 8 horas de descanso o de dormir, y 16 horas de actividades o de estar despiertos. Pero resulta, según el ejemplo, que para los futuros habitantes el día ya no durará 24 horas, sino 50; y este se ha dividido en 25 horas (día solar) y 25 («día nocturno»). La cantidad de horas de nuestra generación (24) es casi la misma a la cantidad del mediodía de la futura generación (25) y casi la misma cantidad de su «día nocturno». Siendo así, las 8 horas para dormir y las 16 horas de actividades de nuestra generación (las cuales serán las mismas para las futuras generaciones), necesariamente ellos las tendrían que distribuir en un día soleado o en una noche fría. Esto quiere decir que en un día solar de 25 horas van a dormir las 8 horas bajo el sol, después se levantarán y harán sus actividades de 16 o 17 horas bajo el mismo sol. Luego se invierte la cotidianidad, en el «día nocturno» de 25 horas se van a la cama nuevamente, bajo luna y las estrellas, duermen sus 8 horas bajo el cielo nocturno, después se levantaran y realizarán sus actividades de 16 o 17 horas, bajo el mismo cielo de luna y estrellas.

     Desde luego, para mayor rendimiento, la futura generación del ejemplo distribuirán los horarios como se hace en la actualidad, esto para aprovechar la energía del sol. La distribución de horarios, además de complicado para explicarlo y entenderlo es irrelevante dentro de este ensayo.

    De todos modos hagamos el ejercicio. Supongamos que ellos comenzaran sus labores, como de costumbre, a las 6:00 am, con un sol recién erguido en el horizonte, y finalizaran las 8 horas a las 2:00 am. Indicamos «am» porque todavía es antes meridiano, ya que faltan 17 horas para que culmine el día solar. La complicación se presenta porque ellos tendrían que distribuir esas 17 horas de sol en 9, con el fin de continuar su vida social (pasear, ver tv, jugar, etc.) y 8 para dormir, aquí dormirán con el sol sobre su techo. Así se completaría la hora 25, la primera mitad del día, día de sol. Iniciarán el «día nocturno» de 25 horas, o la segunda mitad del día de 50 horas, esta vez con la luna en su techo. Inician las labores a las 12: 01 pm con la noche encima, finalizarían a las 8:00 pm de la «tarde» oscura,  una «tarde» de luna y llena de estrellas. Faltan 17 horas para que finalice el día de 50 horas, dentro de esas 17 horas tomarán nuevamente 9 para la vida social y 8 para dormir, pero esta vez sí dormirían con la luna y las estrellas en su cielo hasta la hora 50 o final del día. Al hacerlo, de nuevo los futuros habitantes iniciarían labores a las 12:01 am con el sol naciente, y así sucesivamente cumplirían con las nuevas condiciones impuestas por la rotación del planeta.    

     Con un día solar de 25 horas todo ser vivo ya tendría su organismo adaptado a las nuevas condiciones de vida. Esto en cuanto al nuevo ambiente, al nuevo clima, a todo lo externo. Sus aspectos físicos y ritmos biológicos tendrían que cambiar en algo, pues verán el sol cruzar por el cielo durante 25 horas, y la luna y estrellas por esa misma cantidad de horas. Pero ese cambio se daría en miles de años, y, tal vez, las futuras personas ya estarían adaptadas a dicho cambio. En lo básico, sus vidas seguirían con un ritmo de las 24 horas nuestras, vivirán el mismo promedio de vida biológico actual, el cual no se puede modificar y colocar en una cajita de 50 horas al día. Tal vez, como ejemplo, el heliotropismo de los girasoles se extendería más, pero a la vez, reposaría más su cabeza en la noche fría.

Te invito a continuar con Espejismos y fantasmas cósmicos que «perturban» el tiempo. CLICK 

teoría de la relatividad y ley de la gravedad

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