20 jul 2017

Origen de la Tierra, fue un satélite de Júpiter.




Ajustes al sistema solar
(Parte l)



Metamorfosis planetaria
                          
Autor
Roberto C Gómez S

02ciencia@gmail.com

@rocgos
@02ciencia





Introducción.

Los planetas gaseosos son inmensos si lo comparamos con sus satélites, por lo tanto, pueden albergar mayor cantidad de los que tienen en la actualidad; de hecho, en su pasado albergaron a los planetas rocosos. De las lunas que posee Júpiter, las Galileanas Ío, Europa y Ganímedes; Encelado y Titán de Saturno; y Ceres y Vesta del cinturón de asteroides son muy semejantes en composición a los planetas rocosos, solo que estos satélites están aún atrapados en una glaciación global, exceptuado a Ío y Vesta. Pero en el remoto caso de que estos satélites se liberen de dicha glaciación serán idénticos a los planetas rocosos internos. Para que este suceso sea posible, es decir, que estos satélites tengan estatus de planeta, tienen que lograr la gran hazaña de desligarse de su órbita actual y formar su propia órbita en la zona cálida del sistema solar, así se liberarían de su glaciación global como lo hicieron Marte, la Tierra con su luna, Venus y Mercurio. 
Un planeta del tamaño de Júpiter, que en su pasado debió ser mucho más grande, pudo tener en su haber más lunas del mismo corte o de mayor tamaño de las que posee, es decir, tuvo a los planetas rocosos otrora satélites Galileanos. Por distintas razones estos satélites se desligaron de sus respectivas órbitas jupiterianas, luego emigraron al interior del sistema solar y allí asentaron sus propias órbitas cerca del sol y así adquirieron la categoría de planetas. 
Al observar un árbol de manzanas y cinco de ellas están en el suelo, lo lógico es pensar que estas cayeron de dicho árbol donde otras manzanas están amarradas a sus ramas. Las manzanas se encuentran en el suelo por los principios de la fuerza de gravedad de Newton. Pero en los cuerpos celestes las cosas se complican un poco, la dinámica gravitacional los obliga a chocar entre ellos, o quedar atrapados en una órbita o un centro de masa, o que un cuerpo se desprenda de la órbita a la que pertenece. 
Al momento de desligarse el satélite Tierra de Júpiter y al entrar a la zona caliente del sistema solar para convertirse en planeta, en dicha transición experimentó un caótico cambio de estado de la materia en su estructura, de frío a calor. Esta transición y cambios en composición física y química de cada satélite es lo que hasta el momento hemos llamado metamorfosis planetaria. Las características de los planetas rocosos interiores es, evidentemente, el producto terminado de esta mutación, es decir, nos muestran el cambio de lunas frías Galileanas a planetas cálidos; y las características de las lunas de los gigantes Júpiter y Saturno nos muestran el pasado de los planetas rocosos.


La metamorfosis de la Tierra.

Recordemos la estructura y características de nuestro planeta en la actualidad: núcleo interno metálico, núcleo externo de hierro fundido, manto rocoso, corteza de roca con sus océanos, y una atmósfera densa. La estructura interna de nuestro planeta no ha cambiado desde que era un satélite, pero ha tenido mucho dinamismo desde entonces y, como sucede en todos los cuerpos celeste, desde allí es donde comienza todo el cambio o paisaje externo que vemos a diario. La capa externa que hace millones de años estaba formada por hielo y rocas o  hielo sucio, en la actualidad es lo que comprende la corteza terrestre con sus océanos, fue allí donde se ha generado los grandes cambios de la materia. Según estos datos, la representación gráfica de la Tierra estando en la zona congelada del sistema solar sería así:


Gráfica del satélite Tierra estando en la zona externa del sistema solar, una verdadera "bola de nieve", un espejo de los rayos solares. Quizás ya poseía volcanes y su atmósfera densa.


Gráfica de la estructura del satélite Tierra cuando rondaba al gigante Júpiter. Resaltamos su parte externa de hielo y rocas envolviendo un océano líquido; y su estructura interna de hierro, níquel y roca.

En la metamorfosis de la Tierra partimos de la base de que esta ya tenía un vulcanismo desarrollado estando en la órbita de Júpiter, al igual que Ío; también poseía una atmósfera densa, como sucede con Titán satélite de Saturno, luego la fortaleció aún más en el transito o estadía a la zona caliente del sistema solar. De lo contrario, si la Tierra no poseía una atmósfera relevante, para su metamorfosis no es ningún obstáculo este dilema. Nunca sabremos donde se formó la atmósfera de nuestro planeta, si en la zona fría o zona cálida. Tampoco sabremos en que zona se origino la vida terrestre. Pero de lo que sí sabemos es que siendo la Tierra un satélite Galileano era un espejo de los rayos solares, vivía su única glaciación global. 

A medida que la Tierra se desligó de la órbita de Júpiter para pasar a la zona interna, por diferentes motivos que explicaremos en otro ensayo, por sublimación y otros fenómenos se derritió la capa externa de hielo y rocas. Las rocas cayeron al fondo del océano líquido, algunas se mezclaron con la lava volcánica y harían parte del relieve o del nuevo paisaje; mientras el hielo transformado en vapor de agua quedó atrapado en la atmósfera, se condensó en inmensas nubes y caería sobre el suelo terrestre en forma de lluvia hasta nuestros días. Aumentó el volumen del océano líquido ya existente. Se incrementó el vulcanismo al acercarse al sol, esto por el fenómeno de las mareas ejercidas por la fuerza de gravedad del sol el cual remueve el interior de la Tierra, este suceso fortaleció la atmósfera, la hizo más densa. Se formaron grandes islas de lava que ayudaban a descongelar todo el hielo ubicado a su alrededor. Las mareas o cualquier movimiento interno de la Tierra fracturaron el satélite en lo que llamamos placas tectónica, donde la superficie de la Tierra se mueve. Este fenómeno unió las grandes islas y las convirtió en cadenas montañosas o cordilleras, estas elevaciones atrapaban energía y ayudarían al descongelar el hielo a su alrededor. Se sigue moviendo la corteza terrestre, las cordilleras formaron los primeros continentes. La función de las placas es la de fracturar y unir continentes, suceso que se mantiene hasta nuestros días. 
La representación gráfica y las fases de la metamorfosis del planeta Tierra es  así:


Gráfica 1. Observamos al satélite Tierra ubicado en la órbita de Júpiter atrapado en su glaciación global, una verdadera "bola de nieve", también sus primeros brotes de volcanes. 


En la gráfica vemos al satélite Tierra en su momento envuelta por una capa de hielo y rocas, una verdadera "bola de nieve" ubicada en la órbita de Júpiter. Refleja la luz solar al espacio, vive su primera y ultima glaciación global. Observamos el primer brote de volcanes de fuego y de hielo, ocasionado por Júpiter, este gigante lo sacude internamente a través del fenómeno de las mareas, generando en el satélite gran actividad volcánica, como sucedió con Ío. 



Gráfica 2. Al acercarse al sol el satélite Tierra inicia su fase de descongelación, debido al fenómeno de sublimación y a la lava volcánica que derrite todo el hielo ubicado a su alrededor. Desaparece los volcanes de hielo. 


Continúa creciendo la actividad volcánica, se fortalece la atmósfera. El satélite Tierra se descongela gradualmente a medida que se acerca al sol, debido a la sublimación y otros fenómenos como la lava volcánica derritiendo el hielo que tropiece a su paso. Parte de este hielo queda en los polos, otra parte es atrapada por la atmósfera para luego caer en forma de lluvia, aumenta el volumen del océano líquido. Desaparecen los volcanes de hielo. 
Cuanto más se acerque al sol el vulcanismo se intensifica, esto por el fenómeno de las mareas. El sol sacude el interior de la Tierra, se alborota la elevada concentración de oxigeno en su océano y todos los elementos que abundan en la naturaleza atrapados en las rocas. Se fortalece más la atmósfera añadiendo otros elementos.
Los rayos solares que caen a la Tierra no se devuelven al espacio con la misma facilidad con la que entran, las inmensas nubes retienen algo de esa energía, por lo tanto se crea el efecto invernadero, con grandes nubes y tormentas. Los rayos de las tormentas "fertilizan" el suelo de la Tierra.

Gráfica 3. La Tierra se libra de su glaciación global, brota el océano de agua líquida a la superficie. Al crecer el vulcanismo se fortalece la atmósfera. Nacen más volcanes, al no existir aún placas tectónicas los volcanes son inmensos.


El satélite Tierra se libera lentamente de su única glaciación global, el océano de agua líquida brota a la superficie, es calentada por los rayos solares. Nacen más volcanes, la lava volcánica sigue descongelando todo lo que se encuentra a su alrededor. Al continuar el deshielo del satélite Tierra, la atmósfera también evita que el agua oceánica se pierda en el espacio, retiene el vapor de agua en forma de nubes. Los rayos solares se dispersan al hacer contacto con la atmósfera creando así la noción del día iluminado y la noche oscura.
Al no existir aún movimientos tectonicos no existe el fenómeno de subdución, por lo tanto los volcanes son inmensos, estos al morir se convierten en grandes elevaciones de tierra o montaña. Quizás en el pasado tuvimos volcanes del mismo grande del Monte Olimpo de Marte. 

Gráfica 4. El satélite Tierra ya convertido en planeta, ronda la órbita del sol. El océano de agua líquida se posesiona por completo en la superficie del planeta. La lava volcánica forma grandes islas.


La Tierra toma estatus de planeta, ya domina una órbita alrededor del sol. Desaparece totalmente la capa de hielo y rocas que envolvían al satélite, la Tierra se libera totalmente de su glaciación global. El océano líquido se posesiona por completo en la superficie, dando el azul característico del planeta. Las rocas descienden a lo profundo del océano, una parte se mezcla con la lava volcánica y así forman las primeras islas de basalto mezclado con diferentes tipos de rocas, harán parte de la formación de futuros continentes. 
Se mantiene  el agua en la atmósfera y océanos. La Tierra se fragmenta al incrementar el vulcanismo, aparecen las primeras placas tectónicas. 


Gráfica 5. La dinámica de las placas tectónicas crean más montañas y las primeras cordilleras. Nacen y mueren volcanes. El agua en sus tres estados se posesiona en distintas partes del planeta.


En un transcurso de millones de años nacen y mueren volcanes. La continua dinámica de las placas tectónicas y el fenómeno de subdución producen el choque de grandes elevaciones de tierra, muchas montañas o volcanes muertos del tamaño del Monte Olimpo, creando así las primeras y grandes cordilleras.
El agua en estado líquido ya se encuentra instalada en la superficie del planeta, en estado sólido o de hielo en los polos y en forma de vapor en la atmósfera.


Gráfica 6. Continúa la dinámica de las placas, chocan las grandes cordilleras, creando los primeros continentes del planeta.


El continúo movimiento tectónico crean los primeros continentes. Tal vez hasta el momento la Tierra no posee a su vecino más cercano como es la Luna, por lo tanto sus mares son mucho más tranquilos, no existe el rose de las olas y las rocas, es nula la erosión en las costas de los continentes. 

Gráfica 7. Aparece el hipotético continente Pangea o Rodinia o cualquier otro supercontinente concentrado en el centro o en los polos del planeta. 

La dinámica de las placas tectónicas no se detiene, estas siguen cambiando el paisaje del planeta. Importantes teorías nos hablan de un gran continente llamado Pangea o Rodinia concentrado en el centro del planeta, luego se fragmentó formando el paisaje que conocemos en la actualidad. Tal vez ese super continente nunca existió, pero eso no cambia el modelo de planeta que tenemos hasta nuestros días.

Gráfica 8. Paisaje actual del planeta Tierra. Con el agua en estado sólido en los polos, en estado líquida en sus océanos y de vapor en la atmósfera. 

Mueren y nacen continentes. La Tierra ya posee su Luna*, esta se encuentra más cercana al planeta. Nacen las mareas, las olas son mucho más grandes de las que hay en la actualidad, por lo tanto erosionaban los continentes con mayor fuerza y celeridad, transportaban rocas, lava y arena de un lugar a otro, y el agua oceánica adentraba a las costas de los continentes.
Se mantienen todos los ciclos de la naturaleza en la Tierra hasta nuestros días. Nace la vida. 

*Aún no se tiene conocimiento sobre el origen de nuestra luna. De todos modos cualquier teoría sobre el origen de la luna, o si se formo en la zona externa del sistema solar, solo demora un poco la metamorfosis de la Tierra pero no cambia en nada el resultado final.


Metamorfosis  planetaria de las lunas Galileanas.

Si se trata agua, elemento abundante y esencial para la vida de nuestro planeta, en la zona externa del sistema solar encontramos satélites cargados de este elemento en todos sus estados, incluso existen lunas que poseen volcanes de hielo. Entre las lunas cargadas de hielo encontramos a Europa, Ganímedes, Calisto, Titán, Encelado, Dione, Rea, Miranda, Japeto, Tritón, entre otras; además, los planetas enanos como Ceres y Plutón, las bolas de nieve que conforman los anillos de Saturno, y mucho más lejana la hipotética nube de Oort que expulsa cometas. Pero de todos los satélites que más han entusiasmado a los científicos en cuanto si allí se podría albergar vida son: Europa, Ganímedes y Encelado. ¿Qué necesitan estos satélites para que se asemejen a los rocosos, en especial a la tierra? ¿Cómo sería su metamorfosis planetaria? Aquí haremos el ejercicio.
Para tal propósito tenemos que tener en cuenta que los datos que poseemos de la estructura interna de cualquier objeto celeste no son precisos ciento por ciento. Es imposible tener una radiografía interna de cada cuerpo. Hasta el momento lo que conocemos del interior de nuestro planeta es gracias a los fenómenos observables en el exterior como lo son el vulcanismo, la tectónica, el magnetismo, auroras, simulaciones sísmicas, infrarrojo, entre otras. Pero estos sucesos se nos limitan al hacer la evaluación de un objeto distante, y se cometen errores al hacer una estructura verídica ciento por ciento. Lo que sabemos está sujeto a cambios, no obstante hay un consenso casi general de la estructura de estos satélites en mención.

Dicho lo anterior comencemos por la hipotética metamorfosis de Europa, satélite de Júpiter.
Este satélite está compuesto principalmente por rocas silíceas, posee una capa de agua dividida en estado de hielo en la corteza y de océano líquido bajo dicho hielo. Y posiblemente tiene un pequeño núcleo rico en hierro. Según estos datos la representación gráfica de la estructura de Europa sería así: 


Gráfica de la estructura de Europa. Una capa de hielo se posa sobre un océano líquido,  y un manto rocoso cubre un núcleo metálico.



Europa vive actualmente una glaciación global donde la luz solar se refleja y vuelve al espacio. Para su metamorfosis planetaria necesita transformar la capa externa, es decir, descongelar el hielo de la superficie, y para este fin requiere acercarse a la zona cálida del sistema solar. En caso tal de que Europa logre desligarse de su órbita y entrase a la zona interna, allí se dinamiza el fenómeno de sublimación en su capa de hielo. Pero para que Europa se asemeje verdaderamente a nuestro planeta y la posibilidad de que desarrolle vida, necesita originar una atmósfera relevante.

Por lo tanto, se necesita que Europa desarrolle actividad volcánica, y una ayudita de un asteroide que además de crear continentes, desencadene reacciones químicas de todos los elementos de su interior, y revuelva esa elevada concentración de oxigeno de sus océanos, como lo ocurrido con nuestro planeta. Al asentarse una atmósfera relevante, Europa le daría lidia al fenómeno de sublimación, no dejaría escapar los gases ni el vapor de agua fácilmente, se mantendría el agua en la atmósfera y océanos, y de este modo se origina el ciclo del agua; los rayos se dispersan en la atmósfera creando la noción del día iluminado y la noche oscura; emergen más elementos en la naturaleza de Europa; se crea el efecto invernadero. 
Si en millones de años se dan todos estos acontecimientos, Europa se convertiría en un planeta similar al nuestro, incluyendo la vida en este satélite. Veamos este suceso explicado en fases y gráficamente.



Gráfica 1.Europa vive una glaciación global, como un espejo refleja los rayos solares al espacio. Desarrolla actividad volcánica en su camino o en su estadía cerca al sol.


Europa refleja la luz solar al espacio, vive una glaciación global. En caso de desarrollar actividad volcánica los gases se pierden al espacio, no obstante las distintas reacciones químicas generadas por dicha actividad podrían dar origen a una atmósfera importante en su camino o estadía a la zona cálida, como lo acontecido con el planeta Tierra. Al hacerlo la atmósfera retienen el agua. El vulcanismo también ayudaría al deshielo del satélite, ya que la lava de los volcanes descongelarían todo el hielo ubicado a su alrededor.



Gráfica 2. El satélite Europa se descongela en su camino o estadía a la zona cálida del sistema solar, esto ocurre por el fenómeno de sublimación. Aumenta el vulcanismo.


Europa se descongela a medida que se acerca al sol, este evento causado por el fenómeno de sublimación. Aumenta la actividad volcánica, debido a la gran fuerza de gravedad del sol que remueve el interior del satélite. Damos por hecho el desarrollo de una atmósfera densa la cual retiene los gases volcánicos, el vapor de agua  y otros elementos.



Gráfica 3. Gracias al fenómeno de sublimación Europa se libera de su glaciación global. Brota el océano de agua líquida a la superficie. Aparecen las primeras islas.


La lava se enfría y con este evento se originan las islas, estas absorben calor y ayudan al deshielo. 
Por el fenómeno de sublimación desaparece la capa de hielo y brota el océano de agua liquida a la superficie. Parte del agua queda atrapada en la atmósfera en forma de vapor. Se originan las nubes y con ellas el fenómeno de la lluvia, y el efecto invernadero.


Gráfica 4. Europa tiene estatus de planeta. Al descongelarse el hielo, el océano de agua líquida se asienta por completo en la superficie. Se forman las primeras montañas y cordilleras.


El océano de agua líquida se posesiona totalmente en la superficie del planeta Europa. Mueren volcanes, nacen otros. Al morir los volcanes se convierten en grandes elevaciones de tierra o montañas. En caso de generase placas tectónicas las islas o estas grandes elevaciones chocarían unas contra otras formando cordilleras.


Gráfica 5. Se Forman los primeros continentes, estos libres de erosión, ya que sus aguas oceánicas son tranquilas al no existe el fenómeno de las mareas. Europa se asemeja a nuestro planeta.


El choque de cordilleras forman pequeños continentes. El agua en estado líquido se posesiona en la superficie, en estado sólido o hielo en los polos, y de vapor en la atmósfera. El aspecto final del planeta Europa sería similar al de la Tierra.

Pero siendo realista, existe la gran posibilidad de que Europa no desarrolle una atmósfera relevante, es poco probable, de hecho ya la hubiese desarrollado. Además, las actividades volcánicas y choques con otros objetos no garantizan el origen de una gran atmósfera, existen muchos cuerpos con vulcanismo desarrollado y no poseen atmósfera, ni de hablar los objetos que han sido victimas de colisiones y no poseen atmósfera relevante. Por lo tanto, al desligarse Europa de la órbita de Júpiter y transite por el interior del sistema solar, desarrolle vulcanismo y no mantenga una atmósfera, en este caso el panorama sería diferente al anterior, pues ya no sería semejante a nuestro planeta. 
Sin atmósfera todo el hielo derretido por el sol se evaporaría al espacio, por supuesto, también correrían igual suerte el océano interno, y todos los gases volcánicos y no volcánicos, así mismo muchos elementos químicos. Sería una gran roca desértica, con huellas de ríos de lava. Su panorama sería semejante al de Marte o nuestra luna. Veamos ese ejercicio explicado gráficamente y por fases. 
 

Gráfica 1. El satélite se descongela en su camino o estadía al sol, esto por el fenómeno de sublimación. Al no desarrollar una atmósfera densa el vapor de agua y gases volcánicos se pierden en el espacio.


A medida que el satélite Europa se acerca o se asienta cerca al sol se descongela gradualmente, debido al fenómeno de sublimación y otros eventos. El vapor de agua se pierde en el espacio. En caso de desarrollar vulcanismo pero no lograse formar una atmósfera relevante, todos los gases emanado por toda la actividad volcánica también se pierden en el espacio.



Gráfica 2. Europa se descongela totalmente, el océano de agua líquida se posesiona en la superficie, esta agua al igual se evaporaría al espacio. Nacen las primeras islas.


La capa de hielo que cubría al satélite se evaporó totalmente y se perdió al espacio. Brota el océano de agua líquida, se posesiona en la superficie, pero lo haría por poco tiempo, pues a la vez se evapora y también se perdería en el espacio. La lava se enfría y nacen las islas.


Gráfica 3. Desaparece el océano de agua líquida, se enfrían sus polos. Su manto brota a la superficie, queda un planeta desértico, similar a Marte, Mercurio o nuestra luna.


Desaparece casi todo el agua en todos sus estados, quedando solo pequeñas zonas de hielo en los polos. Queda un satélite desértico, con volcanes, con valles, sin cordilleras. El aspecto final de Europa posesionado en en una órbita cercana al sol, al no lograr tener una gran atmósfera, sería similar a Marte, Mercurio o nuestra luna.

Veamos a Ganímedes, otra luna Galileana, la más grande del sistema solar, en su hipotético paso a la zona de los rocosos.
Es una luna con tamaño planetario, incluso mayor que Mercurio aunque tenga menos masa. Se presume que posee un pequeño núcleo de hierro fundido rodeado de un manto rocoso y fangoso que mueve una gran capa externa de hielo y rocas, y material volcánico; es decir, una capa externa de hielo sucio que le da el color oscuro al satélite.
Algunos científicos han puesto en duda el estado líquido del núcleo metálico, por lo tanto, han sugerido un núcleo sólido y un océano de agua salada debajo de la corteza de hielo sucio, y de esta manera el agua actúa como hilo conductor del campo magnético que posee Ganímedes. La representación gráfica de Ganímedes sería así:


Estructura de Gánimedes. Posee una capa externa de hielo sucio, un manto rocoso que envuelve un núcleo de hierro fundido. 


En Gánimedes se ha hallado evidencias de oxígeno en una tenue atmósfera, similar a la de Europa. Pero al igual que Europa es poco probable que Ganimedes desarrolle una gran atmósfera, si la lograse desarrollar en su paso o estadía en la zona de los rocosos su aspecto final sería igual al de nuestro planeta. Siendo así solo estudiaremos el hipotético rompimiento de la órbita de Ganímedes con Júpiter y su tránsito por la zona interna del sistema solar sin atmósfera densa. 
Al  no poseer una atmósfera Ganímedes en cercania o estadia al sol perdería todo su hielo externo, por el fenómeno de sublimación este hielo se evaporaría completamente al espacio, lo mismo que su océano líquido y su otra capa de hielo, el satélite se libraría fácilmente de sus dos glaciaciones. A lo mejor se asienten pequeñas zonas de hielo en sus polos. Las rocas y los otros elementos del hielo sucio de la desaparecida capa externa se mezclarían con la lava, y con el otrora manto fangoso, ahora secado por el sol, y ayudarían al relieve del satélite, formado por volcanes, pero en un ambiente desértico. Ganímedes sin atmósfera y sin agua sería otra roca desértica en el sistema solar al Igual que Marte, Mercurio o nuestra luna. Veamos este caso gráficamente y en fases.




Gráfica 1. Ganímedes vive una glaciación global. Al no tener una atmósfera densa no retiene parte de los rayos solares, y los gases de los volcanes también se pierde en el espacio.


Ganímedes vive una glaciación global, no retiene la energía del sol, refleja los rayos solares al espacio. En caso de generar una actividad volcánica y esta no generase una atmósfera densa, todo el gas emanado se perdería al espacio, al igual que el vapor de agua y otros elementos, producto del fenómeno de sublimación.


Gráfica 2. Por el fenómeno de sublimación, Ganímedes se descongela en su transito o estadía  a la zona cálida del sistema solar.


La lava volcánica derrite el hielo ubicado a su alrededor. Por el fenómeno de sublimación continúa evaporándose el hielo y perdiéndose en el espacio. La roca ubicada en la superficie cae al fondo del océano de agua líquida y sobre la capa de hielo comprimido.


Gráfica 3. Nacen pequeñas islas. El océano de agua líquida se posesiona por corto tiempo en la superficie de Ganímedes.


La lava se enfría y da origen a grandes islas, estas absorben calor y ayudan al deshielo del satélite. Gracias al fenómeno de sublimación el océano de agua líquida se posesiona en la superficie del planeta, pero sería por corto plazo ya que este también comenzaría a evaporarse y perderse en el espacio, por lo tanto, el hielo comprimido que se halla debajo del océano también emergería a la superficie, Ganímedes viviría su segunda glaciación global, pero al igual sería por corto tiempo.



Gráfica 4. Se evaporó totalmente el océano de agua líquida y el hielo comprimido, Ganímedes se libera de sus dos glaciaciones. Queda un planeta desértico, igual a Marte, Mercurio o a nuestra luna.


Se evapora totalmente el océano de agua líquida, y el hielo comprimido que se hallaba bajo el océano, Ganímedes se libera de su segunda glaciación global. Solo quedan pequeñas zonas de hielo en los polos. Sin una atmósfera densa Ganímedes queda desértico, con valles, montañas y volcanes muertos. Su aspecto final sería similar a Marte, Mercurio y a nuestra luna. 

Seguimos con Calisto, otro Galileano y el tercero más grande del sistema solar.
No presenta señales de actividad volcánica, ni grandes montañas ni tectónicas de placas. Esto porque Calisto está muy alejado de Júpiter y de sus lunas vecinas, y por lo tanto, es exento de mareas. Se presume que este satélite está compuesto por partes iguales de roca y hielo, y quizás un pequeño núcleo de silicatos, y la posibilidad de un océano interno de agua líquida. En pocas palabras Calisto es una bola de nieve sucia que tal vez perteneció a Saturno, zona donde abundan estos tipos de satélites.

Basados en estos datos, la representación gráfica de Calisto sería así:

Estructura de Calisto. Éste satélite es una "bola de nieve sucia" compuesta por roca y hielo.


En el hipotético caso de que Calisto se desligara de su órbita actual y transitara por la zona interna del sistema solar, su futuro sería pavoroso. Pues, por el fenómeno de sublimación todo el hielo se perdería al espacio, y al desaparecer todo ese hielo que se mezclaba con la roca haría que todo el satélite se fragmentara. Quedarían las rocas vagando en el espacio. Muchas de éstas rocas serían atrapadas por el cinturón de asteroides; otras, por los otros planetas; otras, absorbidas por el sol; y otras expulsadas a los confines del sistema solar. Veamos este hipotético suceso.


Gráfica 1. Calisto vive una glaciación global, devuelve los rayos solares al espacio. Los chorros de agua arrojados por sus volcanes de hielo también se pierden en el espacio.


Como casi todos los satélites Galileanos, Calisto vive una glaciación global, los rayos solares son devueltos al espacio. No posee un núcleo metálico, es una bola de hielo y roca, donde sus volcanes de hielo arrojan chorros de agua que se esfuman en el espacio, esto por la ausencia de una atmósfera importante.

Gráfica 2. Debido al fenómeno de sublimación Calisto se descongela en su camino al interior del sistema solar

El hielo se derrite a medida que Calisto avanza a la zona cálida del sistema solar, esto por el fenómeno de sublimación, todo el vapor de agua se pierde en el espacio. La rocas ubicadas en la superficie caen al fondo del océano de agua líquida.

Gráfica 3.  La capa de hielo desaparece. Brota el agua líquida a la superficie de Calisto.


La capa de hielo  se evaporó y se perdió en el espacio. De este modo Calisto se libera de su glaciación global. El océano de agua líquida se posesiona en la superficie del satélite, pero sería por corto tiempo, ya que todo ese océano también se evaporaría al espacio.


Gráfica 4. El océano de agua líquida se evaporó al espacio. El manto de hielo y rocas hacen parte de la superficie. 


Todo el océano de agua líquida se evapora y pierde en el espacio, queda un manto de hielo y roca. Las rocas absorben calor y ayudan a derretir el hielo, el fenómeno de sublimación acelera ese proceso.  

Gráfica 5. Calisto se fragmenta en pedazos, quedando un conjunto de rocas vagando por el espacio. Calisto fracasa en su intento de ser planeta. 


Al derretirse todo el hielo, Calisto se fragmenta en pedazos, quedando un conjunto de rocas fangosas y luego secadas por el sol  dispersas en el espacio. Calisto no alcanza el objetivo de convertirse en planeta. La mayoría de estas rocas engrosaran el cinturón de asteroides, otras capturadas por otros planetas, otras formarían un bombardeo tardío y chocarían con planetas, otras expulsadas a los confines del sistema solar, y otras absorbidas por el sol. 


Por último echemos un vistazo a Íoel satélite Galileano más cercano a Júpiter.
De él no buscamos semejanzas con la Tierra pero si con los otros rocosos internos, ya que es el único satélite externo que no vive una glaciación global, no posee océanos ni capas de hielo. En pocas palabras, Ío es un rocoso desértico con un núcleo de hierro derretido  y un manto de roca de silicatos y azufre ubicado lejos de la zona calurosa del sistema solar. Todo esto por la cercanía al gigante Júpiter que lo mantiene caluroso e impide que se congele, de hecho, lo sacude internamente con esto de las mareas, generando en el satélite gran actividad volcánica (más de 400 volcanes activos) y grandes cadenas montañosas (más de cien montañas) que lo hace semejante a los planetas telúricos. Todo este vulcanismo ocurrió en la órbita de Júpiter, tal vez nuestro planeta Tierra pudo haber desarrollado su gran vulcanismo estando en la órbita de Júpiter. En todo caso, Ío es un telúrico ubicado en el lugar equivocado. 
En un hipotético paso de Ío a la zona interna del sistema solar este no registraría grandes cambios, sería un rocoso más y sin agua, al igual que Marte, Mercurio o nuestra luna.


Hemos vistos la hipotética metamorfosis planetaria de las lunas importantes de Júpiter, estas al hacer contacto con el interior del sistema solar muestran un parecido físico con todos los objetos que orbitan en esta calurosa zona. Recordemos que Júpiter posee más satélites, estos muy pequeños e irregulares, más bien parecidos a asteroides congelados, que en un remoto caso sean expulsados por este gigante y entrasen a la zona interna del sistema solar tendrían semejanzas con las lunas de Marte o cualquier objeto del cinturón de asteroides.

No podemos pasar la pagina sin hacer el ejercicio con los satélites de Saturno.  En este racimo no encontramos alguno que tuviese las características de Ío, es decir, un satélite sin capas de hielo, que haya recibido posiblemente la juventud caliente de este gigante. Tal vez si existió fue pulverizado por Saturno y ahora hace parte de sus anillos.
Veamos a Encelado  la luna blanca de Saturno y de todo el sistema solar. Sobre su composición interna se conoce muy poco. En su superficie se notan fisuras, llanuras y mesetas arrugadas que suponen una capa líquida en su interior. Todo indica que existe un océano bajo la superficie, específicamente en su polo sur, lugar de mucha actividad geológica, donde sus volcanes arrojan hielo al espacio. Allí en su polo sur, se hallan grietas denominadas “rayas de tigre” que emiten fuentes de vapor de agua que al instante se convierten en granos de hielo al tocar el espacio. Muchos de esos granos nutren a los anillos de Saturno; otros, caen a la superficie de Encélado y todo ese hielo fresco produce un alto albedo, en consecuencia este satélite es llamado la luna blanca del sistema solar. También se ha evidenciado fracturas de carácter tectónico, y posee una atmósfera tenue. Según estos datos la representación gráfica de Encélado sería asi:



Estructura de Encelado. Una capa de hielo cubre un manto de roca  y un océano líquido en su polo sur.





Gráfica 1. Encelado vive una glaciación global, no posee atmósfera y por lo tanto no retiene calor y refleja al espacio los rayos solares. Posee volcanes de hielo.


Al igual que las lunas de Júpiter, esta luna de Saturno vive una glaciación global. En su polo sur se hallan unas grietas denominadas “rayas de tigre” que emiten fuentes de vapor de agua que al instante se convierten en granos de hielo al tocar el espacio, este hielo engrosan los anillos de Saturno.





Gráfica 2.  Por el fenómeno de sublimación, Encelado se descongela en su paso al interior del sistema solar. Desaparecen sus volcanes de hielo.


En su transito o estadía a la zona calurosa del sistema, Encelado se descongela debido al fenómeno de sublimación, y al no poseer una atmósfera densa el vapor de agua se pierde al espacio. Desaparecen los volcanes de hielo. El satélite pierde volumen.


Gráfica 3. Se evaporó al espacio su capa de hielo, brota su manto de roca a la superficie, al igual que el océano líquido de su polo sur.


Desaparece la capa de hielo, esta se evaporó totalmente al espacio. Queda una roca desértica con el océano de agua líquida ubicado en su polo sur, dicha agua comienza también a evaporarse al espacio y otra parte a congelarse.


Gráfica 4. Se evaporó parte del océano, la otra parte se congeló. Encelado se ha convertido en un planeta enano o como nuestra luna.


Se evapora al espacio parte del océano líquido. Solo queda la roca desértica con destellos de hielo en sus polos. Si Encelado transitase por el interior del sistema solar su aspecto sería similar a Ceres, Vesta, Deimos o nuestra luna. 

El gran Titán es otra de las lunas notables de Saturno, el mayor de sus satélites y segundo del sistema solar, y el más complejo de todos los satélites existentes. Su paisaje actual hace recordar a la tierra primitiva. Posee posee un especial parecido con la Tierra, pues ambos mantienen abundancia de compuestos orgánicos. Es el único satélite que posee una atmósfera relevante, más densa que la nuestra, de nitrógeno y metano. La estructura de Titán es similar a una bola de nieve sucia, su estructura débil (manto de roca y hielo), en su paso a la zona interna del sistema solar podría fragmentarse fácilmente y sus rocas vagar por el espacio como simples asteroides, correría la misma suerte de Calisto. Ver el hipotético tránsito de Calisto a la zona interna del sistema solar. No obstante, su densa atmósfera podría dar alguna resistencia en cuanto a su deshielo. No se descongelaría fácilmente, ya que la atmósfera retiene los rayos solares que pisen la superficie del satélite, creando un efecto invernadero. 


De los satélites de Urano y Neptuno el más notable es Tritón, de Neptuno, la única redonda, las demás son irregulares. Si todos estos objetos llegasen a pisar la zona de los rocosos, serían planetas enanos o satélites de los rocosos, o simples asteroides “desplumados” que engrosarían el cinturón de asteroides.
Por último, no debemos dejar pasar por alto a Ceres y Vesta, porque aunque estos objetos orbiten en el cinturón de Asteroides, su aspecto actual muestra un pasado de satélites externos del sistema solar. Mientras Ceres apenas en transición, aún congelado; Vesta ya terminó su metamorfosis, ya es un objeto telúrico.
Las singularidades de Vesta y su compañero Ceres resultan adversas. Vesta experimenta un calor extremo y erupciones volcánicas; mientras Ceres no alcanza temperaturas suficientemente alta como para fundir sus rocas. 
Vesta con solo 530 km de diámetro, es muy parecido a la tierra, a la luna, a Marte, a Venus y Mercurio en su estructura (núcleo, manto, corteza), y su superficie de roca basalita revela su pasado volcánico. En pocas palabras, Vesta es un rocoso que otrora fue un satélite congelado que se escapó de la órbita del gigante Júpiter y no tuvo el tamaño para ser planeta y quedo estancado en el cinturón de asteroides. 
En cuanto a Ceres, planeta enano, todo indica que podría poseer un núcleo rocoso envuelto por una capa de hielo, y agua en forma de escarcha en su superficie. Es parecido a Encélado, ya que expulsa vapor de agua al espacio.
Con estos dos objetos no hay necesidad de hacer el ejercicio de un tránsito de la zona externa a la zona interna del sistema solar, pues Ceres está en la mitad del camino, y Vesta ya terminó su metamorfosis. Sus respectivas representaciones gráficas serían así:  

Ceres posee un manto de roca envuelto por una capa de hielo. En su relieve posee volcanes de hielo que expulsan chorros de agua al espacio.


En la gráfica de la estructura de Ceres también observamos su actual transición en su intento fallido de desligarse de la órbita de Júpiter, aún se encuentra dominado por el gigante, el cual domina todo el cinturón de asteroides. Todavía no se ha librado de su glaciación global, posee volcanes de hielo que emite chorros de agua al espacio, esto porque no posee una atmósfera relevante.

Veamos a Vesta:



Este es el aspecto de Vesta cuando estaba más próximo al gigante Júpiter. Solo la capa externa de hielo lo diferencia de su actual paisaje.



Aquí el aspecto actual de Vesta. No pudo desligarse completamente de Júpiter, pero le alcanzó para cambiar su aspecto externo y parecerse a cualquier objeto telurico. 


En la gráfica vemos la transición completa de un cuerpo congelado en la órbita de Jupiter, luego en su intento fallido de adentrarse al interior del sistema solar y tener el estatus de planeta. Vemos un satélite desértico que perdió todo su hielo al acercarse un poco al sol. El parecido de Vesta con los rocosos internos salta a la vista,es una metamorfosis planetaria aunque tenga estatus de planeta enano.
Cabe advertir que posiblemente Vesta no se liberó de su glaciación global al adentrarse un poco al sistema solar, tal vez, al igual que Ío, estuvo en una órbita muy cercana al gigante Júpiter el cual activó su vulcanismo y derritió todo el hielo de su capa externa.


Metamorfosis planetaria de Marte, Venus, Mercurio y la luna terrestre.

Para adentrarnos en la metamorfosis de estos rocosos tendríamos que saber cual fue su posible ubicación inicial en el sistema solar, y para esto tenemos que tener una idea del origen del sistema solar. A ciencia cierta todavía  no se tiene certeza como fue su origen, existen varias teorías al respecto. La teoría más popular nos señala el colapso gravitacional de una nube molecular gigante, gran parte de su masa se concentro en el centro formando el sol, mientras el resto se aplanó en un disco que a partir del cual se formaron los planetas y satélites, y otros cuerpos menores.
Esta hipótesis tiene varios interrogantes, una de ellas es el momento angular, pues la rotación del sol es demasiado lenta respeto al moviemiento de los demas cuerpos que la orbitan, no obstante, investigaciones recientes han revelado que el núcleo del sol gira a mayor velocidad;otra de las dudas es que es poco probable que los planetas Urano y Neptuno se hallan formado en el lugar donde se encuentran en este momento, ya que en esa región  la nebulosa solar debió tener poca densidad; también no es claro como una onda gravitacional generada por una supernova transformara una nebulosa en un disco plano; y otras de las dudas es que las estrellas hermanas del sol, halladas hasta el momento, algunas más masivas, no poseen sistema de planetas.
En todo caso, cualquiera que sea el origen de cualquier sistema planetario, a menos que su estrella haya capturado solo planetas vagabundos, el resultado final es un anillo de polvo y gas girando sobre una estrella. Y en la formación de los planetas el anillo necesita estar a una distancia prudente de su sol, de lo contrario todo el polvo y gas sería absorbido por este; es decir, ningún planetisimal, por lo menos, de Mercurio ni de Venus pudo haberse formado tan cerca de un sol lozano hace millones de años. Tenemos que dar como un hecho que toda partícula que ronde esa zona interna tiene que ser absorbida por el sol, ahí no hay cabida para la formación de planetesimales, de lo contrario sería demeritar la fuerza de gravedad del sol. Por lo tanto, como es logico, los primeros planetas que se formaron del remanente de polvo y gas que no pudo absorver el sol fueron los gigantes gaseosos, quizas hubo uno que otro gigante. Luego estos gigantes no pudieron absorver todo el remanente de polvo y gas y dejaron otra migaja o remanente de dicho polvo de donde surgieron todas las lunas o planetas rocosos.
El hecho de hallar Júpiteres calientes muy cercanos a sus estrellas en sistemas extrasolares  nos indican la dinámica de estos sistemas planetarios después de su formación. Es un hecho las migraciones planetarias, ya que ningún gigante puede formarse tan cerca de sus estrella. Por lo tanto, cualquier rocoso o planeta pequeño no escapa a este suceso. La Tierra y sus vecinos fueron acomodados a la zona interna por los planetas gigantes, o bien sea Júpiter o Saturno, porque Urano y Neptuno estaban ocupados acomodando, como  si fuesen aspiradoras, otros pequeños rocosos al cinturón de Kuiper. Sobre el por que y como se desligaron estas lunas, lo explicaremos en un nuevo ensayo.
En el sistema solar se mantiene un equilibrio base, que es el de Júpiter y Saturno dominando el "centro" del sistema, los gigantes necesitan estar juntos para equilibrar el sistema; Saturno, Urano y Neptuno evitan que Júpiter se acerque demasiado al sol. No hallamos una secuencia de gigante- rocoso-gigante- rocoso y así sucesivamente. Nunca hubo esta secuencia en el pasado, pues como hemos dicho, los gigantes se apropiaron del remanente del disco de polvo y gas que dejo el sol y formaron su propios anillos o disco plano, su propio sistema orbital o sus propias lunas, entre ellos los rocosos internos. Y si en caso tal hubo lunas extrasolares, fueron capturadas por estos gigantes. 
La actual composición de nuestro sistema solar tiene su base en cuerpos "nativos", ya que la mayoría de estos cuerpos que orbitan al sol tienen su "mellizo" en cuanto a composición se refiere, ya que es poco probable que lleguen planetas extrasolares con su pareja  a nuestro sistema y estos compartan vecindad entre ellos. Los "mellizos" de los cuales hablamos son: Urano y Neptuno, Júpiter y saturno; y quizás los "trillizos" Tierra, Venus y la luna. Mercurio por ser casi un núcleo casi pelado por haber perdido casi toda su corteza, no sabremos nunca si fue el cuarto mellizo.

La Tierra con su luna, Marte, Venus y Mercurio, y tal vez uno que otro planeta tragado por el sol, tuvieron sus matrices ubicadas en la zona externa del sistema solar, fueron satélites de los gigantes gaseosos, luego se desligaron de dichas órbitas para convertirse en planetas. Suponemos que fueron satélites Galileanos porque como hemos visto, tanto las Galileanas como los rocosos tienen muchas semejanzas, solo que unas viven aún una glaciación global, mientras las otras soportan la calidez del sol. Júpiter es el único gigante que pudo haber sostenido estos planetas, no obstante, alguno de ellos pudo haber orbitado a Saturno, pues se rumorea que Saturno en el pasado estuvo en la posición de Júpiter, o por lo menos ambos ocuparon un centro de masa.
Tenemos que resaltar que la Tierra con sus vecinos transitaron de la zona externa a la interna con el agua incluida, por lo tanto cualquiera que fuese el origen de este líquido en nuestro planeta debió darse estando esta orbitando Júpiter, posiblemente la presencia de cometas o meteoritos con agua inundaron los océanos de todos los objetos que poseen este líquido en esa zona fría. Nuestro planeta por poseer una atmósfera pudo sostener el vital líquido, mientras que a otros planetas el agua se evaporó al espacio, dejando solo rastro de su existencia. 
Así dejamos claro que los planetas rocosos son el producto de una metamorfosis planetaria, una caótica transición lenta de satélites congelados a planetas cálidos. La metamorfosis planetaria de Marte, Venus, Mercurio y nuestra luna fue  un proceso similar al de nuestro planeta Tierra: vulcanismo incrementado, sublimación, tectonica etc,  solo que por algún motivo no pudieron retener el agua mientras que la Tierra pudo retener el precioso líquido.  Siendo así no cabe la necesidad de describir este proceso y representarlo gráficamente. 

Ciclo del agua en el sistema solar y su origen en nuestro planeta
Adentrémonos un poco sobre el origen de las lunas Galileanas y otros satélites de los gigantes, ya que son los planetas rocosos primitivos. Existen varias teorías al respecto. Una de ellas nos señala que estas lunas hacen parte del nacimiento del sistema solar, es decir, se formaron en la misma nube de polvo y gas, no crecieron lo suficiente para ser planetas, por lo tanto, fueron capturadas fácilmente por los gigantes gaseosos; otra teoría nos dice que algunas lunas fueron objetos vagabundos capturadas; otra, que son producto de colisiones de planetas, como es el caso de nuestra luna; y otra nos señala que las lunas brotaron de los fríos anillos de los planetas gigantes, en aquel momento dichos anillos eran más densos. En todo caso, como hemos señalado, cualquiera fuese el origen de las lunas de los gigantes, el origen del agua de la Tierra se presentó estando esta orbitando Júpiter. 

Como hemos visto casi todos los satélites de la zona externa están inundados de agua, allí fue donde la Tierra bañó sus mares con este importante elemento, por lo tanto, es importante tener algo de idea sobre el origen de este vital elemento en la naturaleza.


Para saber el origen de agua en nuestro planeta, primero tendríamos que tener conocimiento de su origen en el universo y su ciclo en el sistema solar. Es fácil encontrar agua en el universo, sus orígenes se hallan en las nebulosas y en las formaciones de estrellas, estas expulsan vapor de agua al explotar; se ha detectado agua en nubes interestelares en la vía láctea; también en nubes de vapor de agua en uno que otro Cuásar. En pocas palabras, en el universo hay millones de yacimientos de agua. Además, el hidrógeno y el oxígeno, átomos que componen la molécula del agua (H2O) son abundantes en el universo, y solo hace falta las condiciones para acoplar estos elementos y crear el preciado líquido.
En nuestro sistema solar, como hemos reseñado, se ha hallado agua en la composición de sus cuerpos celestes, o bien sea, en cualquiera de los estados que se disponga: hielo, líquido y vapor. El agua en estado sólido o de hielo la localizamos en los polos de la Tierra, casquetes polares en Marte, Mercurio y nuestra luna; en la mayoría de los satélites de los planetas gigantes; quizás en la parte interna o de la estructura de Urano y Neptuno. En estado líquido la encontramos en la superficie de nuestro planeta, bajo el hielo del polo sur de Encélado, bajo el hielo de Europa, además de otros satélites. Y el agua en estado de gas o vapor se encuentra en nuestra atmósfera, en las tenues atmósferas de Mercurio, de Marte y Encélado; en la densa atmósfera de Venus, en las atmósferas de Júpiter y Saturno. Y por supuesto, el agua la encontramos también en meteoritos y en las esponjas espaciales o cometas.
Los cometas son cuerpos celestes anárquicos, contienen agua en su composición, los encargados de dinamizar el ciclo del agua en el sistema solar. En ellos observamos los cambios de estado del agua a medida que se acerca al sol, allí el agua en estado de hielo se evapora al espacio. Un cometa puede correr la suerte de estrellarse con el sol o con un planeta y dejar allí  toda su agua, o desintegrarse o convertirse en un simple asteroide pelado. Pero antes de cualquiera de dichos eventos, parte de su agua es arrastrada y devuelta por los vientos solares a la nube de Oort, hipotética burbuja que envuelve todo el sistema solar. A  esa nube llega el agua devuelta por los vientos solares, es atrapada por asteroides congelados que se hallan allí, en estos cuerpos se vuelve retener y a condensar el agua. Algunos  cometas se desprenden de la Nube de Oort y  toman su rumbo al sol, luego los vientos solares devuelven su agua otra vez a la nube  y así sucesivamente se completa el ciclo del agua. Es decir, los cometas transportan el agua al interior, cerca al sol, y los vientos solares la llevan a los confines del sistema solar, sin antes regar como un jardín uno que otro cuerpo celeste del sistema solar. Los objetos que poseen una atmósfera densa retienen el líquido, no la dejan escapar; mientras los que no poseen atmósfera se les esfuma al espacio; otros la retienen en sus anillos y así continua el ciclo del agua en el sistema solar. No habría necesidad de que un cometa se estrellase con un planeta para retener el agua.
Pero realmente es difícil probar la existencia de la nube de Oort, se han detectado varios sistemas extrasolares y ningunos parecen estar envueltos por nubes de cometas.   Tal vez, los cometas son cuerpos extrasolares, pues así como existen planetas que vagan por todo el universo, también existen cuerpos de menor tamaño haciendo lo mismo. Pero a lo mejor la nube de Oort  sea un simple y ultimo cinturón de asteroides congelados que orbita al sol, o el último remanente del polvo y gas de la nebulosa primitiva que formó el sistema solar. La estabilidad de este último cinturón es muy débil, ya que la gravedad del sol también es débil para mantenerlo en órbita, por lo tanto dicha órbita es excentrica, inestable, y fácil que se desprendan los cuerpos que allí habitan y se precipiten al interior del sistema solar. Se dice que un hermano del sol u otro júpiter, aún no hallado por los astrónomos,es el responsable de la inestabilidad de ese cinturón, y es el encargado de expulsar a los cometas al interior del sistema solar.
Ahora bien, sobre el origen del agua en nuestro planeta existen varias teorías. Una de ellas describe la existencia de una protoatmósfera terrestre originada por las diversas reacciones químicas derivadas de los choques de objetos en formación o planetesimales, los cuales liberaron elementos volátiles en las zonas externas del planeta. Los gases más ligeros volaron al espacio, mientras los gases pesados fueron retenidos por la gravedad terrestre, entre ellos el vapor de agua. Cuando la temperatura de la tierra disminuyó, el vapor de agua no tuvo problemas en condensarse, y de esta manera la superficie de la tierra comenzó a llenarse del agua que estuvo retenida en la atmósfera por millones de años, la cual cayó a la superficie en forma de lluvia, hasta nuestros días. En resumen, esta teoría considera la existencia del agua en las rocas que formaron los planesimales.
Otra teoría supone que el agua por ser una sustancia esencial del universo está incrustada en la mayoría de los objetos celestes desde su formación. Desde el origen del disco protoplanetario o disco de polvo y gas, y por supuesto, dentro de esos gases se hallaba el vapor de agua. Siendo así, las primeras rocas del sistema solar poseían el vital elemento, luego al colisionar entre sí originaron los primeros planetesimales, o grandes rocas con agua incluida en forma de gas, que con el tiempo se condensó. Esta teoría es similar a la anterior, investigaciones recientes la respaldan, ya que se han encontrado rocas de casi 4200 millones de años, las cuales solo se forman con la presencia de agua,esto revela que el agua es tan vieja como la misma Tierra.
Otra teoría, quizás la más popular, sostiene que la presencia del agua en nuestro planeta se dio por orígenes  extraplanetario. Es decir, que proviene de choques de cometas  y caída de gran cantidad de asteroides con este líquido con la tierra primitiva o prototierra.  En última, para que esta idea sea desarrollada, la Tierra debió estar rondando algún planeta gigante, ya que allí se aumentan las probabilidades de ser impactada por un cometa. Muchas colisiones de cometas y otros objetos con la Tierra debieron darse allí. Además, si la Tierra en su principio fue una bola de fuego, producto de las colisiones con otros cuerpos celestes, estando en esa zona externa, zona de condensación, se le hizo más fácil su enfriamiento. La Tierra se abasteció de agua en la zona de Júpiter, allí enfrió el posible fuego de la corteza, se enfrió tanto que vivió una glaciación global.

En conclusión, el origen del agua en nuestro planeta Tierra se da por la misma razón o circunstancia por la cual también existen océanos de este líquido en las lunas de los planetas gigantes, ya que la Tierra perteneció al conjunto de satélites de esos planetas. Es decir, si las reservas de agua de estos satélites es producto de impactos de los cometas que provienen de la nube de Oort, o gran cantidad de meteoritos con agua, el agua en la Tierra debió darse por la misma circunstancia, desde luego, estando la Tierra en la zona externa o de condensación, zona inundada de agua, y no en el interior del sistema solar, lugar de racionamiento de agua. Si acogemos la idea de que en los anillos de los gigantes brotaron los satélites de hielo, como supuestamente lo demuestra las ultimas imágenes captadas de uno de los anillos de Saturno, la Tierra, otrora un satélite de los gaseosos, también debió brotar de allí con el agua incluida. No obstante, estos anillos también fueron alimentados de cometas, por lo tanto, el origen del agua en la Tierra sigue siendo a causa de los cometas, aunque sin colisiones. Y por último, si asumimos que estas lunas fueron objetos extrasolares que fueron capturadas por los planetas gigantes, y que llegaron con el agua incluida, la Tierra no escapa a este hecho.
Como hemos visto, en el sistema solar existe mucha reserva de agua, la traen los cometas y meteoritos cargados de agua cuando chocan con los planetas, o los planetas la absorben de los vientos solares cuando estos las arrastran de los cometas. En el caso de nuestro planeta Tierra, por su ubicación como pocos goza del privilegio de que el agua se presente en todos los estados de la materia: hielo, líquido y gas. Solo con un pequeño paso de la Tierra hacia el exterior o hacia el interior del sistema solar, bastaría para que se formase un caos con estos estados del agua. En el remoto caso de que la Tierra volviese a su matriz Júpiter, sus océanos se congelarían, se asemejaría tal vez a Europa. Si ocupase la posición de Venus o Mercurio, todo sería vapor de agua, la Tierra sería una olla de presión,  si sobreviviéramos veríamos enormes nubes en el cielo,  al igual que Venus. De hecho, se dice que Venus y la Tierra fueron gemelos en el pasado, eran iguales, pero Venus corrió la peor suerte, con su agua congelada se acercó un poquito al sol.


Glaciación global
En párrafos anteriores reseñamos la glaciación global de la Tierra estando esta orbitando un planeta gigante. ¿Pero qué pruebas tenemos sobre este aspecto? Pues se teoriza que hace millones de años la Tierra primitiva fue una bola incandescente producto de choques con otros objetos celestes, después su superficie se enfrió, y posteriormente se congeló aún más convirtiéndose en una grande bola de nieve, donde sus continentes y océanos estaban cubiertos por una gran capa de hielo. Según investigadores dicho evento quizás tuvieron un periodo de duración de cinco millones de años aprox. y tal vez se inicio hace 700 millones de años.
En cuanto a la bola de nieve existen algunas evidencias de que este fenómeno se haya dado en la historia de la Tierra. Hay hallazgos de eventos glaciales, material o sedimento glacial encontrados en zonas diferentes a los polos. Dentro de este material encontramos: tillitas, rocas fuera de los polos rayadas por el hielo, rocas aborregadas, valles glaciares, morrenas o cordilleras con sedimentos de hielo, colinas redondeadas por el hielo, fiordos, bloques erráticos, y cuanta roca y terreno manipulada por glaciales.
Las causas de la tierra bola de nieve o glaciación global es un tema de debate, ya que no es muy claro como la tierra se congeló y como se libró de esa gran glaciación. Según científicos, los otros factores del enfriamiento terrestre son: los movimientos de la tierra en el espacio (inclinación del eje de la tierra, precesión), las placas tectónicas, impacto de meteoritos, el vulcanismo, alteraciones de atmósfera, además de otras.
Pero en realidad los factores mencionados son de muy poco peso  para dar origen a una glaciación global, solo alcanzan para  glaciaciones zonales o pequeñas edades de hielo, las cuales se han dado varias en la historia de nuestro planeta y en pequeños lapsos de tiempo. Por lo tanto, como demostramos, la glaciación global ocurrió una sola vez, fue casi eterna para el planeta, y se dio estando la tierra ubicada en la zona fría del sistema solar, cuando era un satélite Galileano. Allí la tierra era primitiva, tal vez sin continentes, con apenas formaciones de cordilleras, con todo un gran océano congelado. Es decir, la glaciación global no se dio en la actual ubicación en el sistema solar, ni en el actual paisaje de nuestro planeta, el fenómeno de sublimación no dejó rastro ni ningún tipo de paisaje, o tal vez no había paisaje continental. Todas las manifestaciones actuales son glaciaciones zonales o pequeñas eras de hielo, no globales.
Como dijimos, la glaciación global fue una sola y se dio cuando la Tierra era un satélite de Júpiter. Es incongruente que la tierra se hubiese congelado totalmente estando en la zona cálida, lugar de ubicación actual. Para que eso ocurriese debieron darse muchas coincidencias, una de ellas la formación de un gran continente, herméticamente cerrado y ubicado en la zona ecuatorial, que reflejase al espacio toda la energía del sol. Pero sabemos que ese gran continente nunca se formó.
En el ejercicio anterior mostramos como la tierra logró librarse de su glaciación global, estando esta en la zona externa y su metamorfosis planetaria al transitar a la zona cálida del sistema solar. Estando la tierra posesionada como un planeta rocoso en la zona interna  adoptó a la luna, nuestro satélite, del cual aún es un misterio su presencia. Se teoriza que fue el resultado del impacto de la tierra con otro planeta. Pero lo lógico es que debió venir de la misma zona fría de donde provinieron todos los rocosos. La Tierra no capturó a la luna, solo compartió con ella un centro de masa, donde finalmente la Tierra al ser más masivo se apoderó de dicho centro dejando a la luna orbitando a su alrededor, y esta alejándose de la Tierra con el correr de los años. De hecho, Plutón y Caronte representan lo vivido por la tierra y la luna millones de años atrás.

Autor Roberto C Gómez S


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